LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA LENGUA
2º BACHILLERATO MORFOLOGÍA
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Desde el punto de vista semántico, se puede decir que la palabra es una unidad lingüística con significado completo e independiente. Desde un punto de vista fónico, se divide en fonemas en la expresión oral, y aparece delimitada por dos espacios en blanco en la expresión escrita. Y desde un punto de vista morfológico, es una unidad formada por uno o más monemas, que son las unidades lingüísticas mínimas con significado.
El significado que aportan los monemas puede ser diverso y se distingue entre:
Lexemas: tienen significado léxico. Se trata de un significado pleno que viene definido en el diccionario.
Morfemas: tienen significado gramatical, relacionan o modifican el significado de otros monemas.
Las palabras tomé y perros están compuestas por varios monemas. Unos poseen significado léxico, los lexemas o raíces: tom-, “acción de coger”; perr-, “mamífero doméstico del orden de los carnívoros y familia de los cánidos”. Otros tienen significado gramatical: los morfemas –é (primera persona singular del pretérito perfecto simple del indicativo); -o (género masculino) y –s (número plural).
Las palabras pueden estar constituidas únicamente por un lexema (sol, pez), por un morfema (y, de), o por combinaciones de ambos (peces, declarar, parasol, porque).
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Los lexemas pueden ser de dos tipos:
Independientes: si no parecen unidos a otro monema (árbol, leche)
Dependientes: si aparecen unidos a otro monema necesariamente para poder constituirse en palabras (pat-o; am-ar).
Las palabras que comparten un mismo lexema se dice que forman una misma familia léxica: sol, soleado, insolación, solear...
Están constituidos por lexemas los nombres, los adjetivos, los verbos y los adverbios.
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Los morfemas se pueden clasificar en:
Independientes: si no van unidos a un lexema. Su función consiste en relacionar, presentar otras unidades e, incluso, marcar rasgos gramaticales del lexema al que acompañan. Son morfemas independientes los determinantes, los pronombres, las preposiciones y las conjunciones.
Dependientes: si van unidos a otro monema para completar o modificar su significado. Pueden ser de dos tipos:
Flexivos o gramaticales: son los que indican nociones gramaticales como el género, el número, el tiempo, la persona, el modo y el aspecto. Reciben el nombre de desinencias: sac-o-s; cant-o.
Derivativos o afijos: aportan significados facultativos al lexema, es decir, añaden matices significativos al lexema y permiten derivar –es decir, crear— nuevas palabras a partir de otras previamente existentes. Son, por tanto, elementos constitutivos que no pueden formar por sí solos palabras independientes: aparecen exclusivamente unidos a lexemas, por los que se denominan también afijos. Según el lugar en que aparecen respecto al lexema, se dividen en:
Prefijos: si van delante del lexema.
Sufijos: si van detrás del lexema.
La diferencia entre ambos tipos de afijos no es sólo de posición: tienen en realidad comportamientos distintos. Los prefijos nunca modifican la clase gramatical de la palabra. Por ejemplo, si se añaden a un verbo, la nueva palabra resultante seguirá siendo un verbo (poner anteponer, posponer, reponer). En cambio, los sufijos que crean nuevos términos imponen su categoría gramatical a la palabra derivada; así, el sufijo –tiv(o) convierte en un adjetivo la base a la que se añade (compara(r) comparativo. El significado que aporta el afijo al lexema al que se añade puede ser muy diverso, lo que haría prolija y poco útil una clasificación que intentara recoger todos los valores posibles: ‘negación’, ‘privación’, etc. Puedes consultar el valor semántico habitual de los afijos más frecuentes del castellano en los cuadros del apéndice final.
in-toc-able in-: prefijo; -able: sufijo. Significado de la palabra: que no se puede tocar.
El significado que aportan los prefijos y sufijos puede variar según el lexema al que se unan: no tiene el mismo significado el prefijo a- en la palabra amoral que en la palabra aterrizar, o el sufijo –al en la palabra robledal que en la palabra artesanal. De entre todos estos significados posibles, suele destacarse en la mayoría de las gramáticas como un grupo especial el de los llamados apreciativos. Son aquellos que aportan una valoración subjetiva de quien habla sobre algún aspecto de la realidad a la que se refiere la palabra que les sirve de base. Los valores semánticos que aportan los afijos apreciativos son muy diversos. En general, se suele distinguir entre diminutivos, aumentativos y despectivos –todos ellos sufijos—. Los dos primeros indican una valoración del hablante sobre el tamaño del referente, aunque muy a menudo sugieren también una cierta afectividad: ternura o simpatía (cariñito), ironía (listillo), censura (señorona), etc. Los despectivos expresan preferentemente afectividad negativa, desprecio o desconfianza (gentuza). Algunos gramáticos incluyen entre los apreciativos a los prefijos y sufijos superlativos, que aportan al lexema (un adjetivo o un adverbio) una valoración de la intensidad, pero sin alterar tampoco el significado básico de la palabra (superbueno, buenísimo). Existen además los interfijos, elementos átonos sin función gramatical ni significativa que sirven para unir el lexema y el sufijo de algunos derivados: pan-ec-ito. No ha de confundirse la estructura formada por lexema + interfijo + sufijo (hombre-t-ón; no existe *hombret) con la formada por lexema + sufijo + sufijo (nacio-al-ista; sí existe nacional).
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