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LOS FITOESTROGENOS por Jose Luis Berdonces (Doctor en Medicina) La actividad estrogénica de las plantas se conoce desde hace más de medio siglo; de hecho, los estróegnos vegetales son tan numerosos en el reino vegetal que aproximadamente la mitad de los alimentos que consumimos tienen alguna proporción de ellos. Sin embargo, el interés terapéutico por estos compuestos vegetales es relativamente reciente, ya que aunque se conocía la existencia de estos productos, no se sabía exactamente su significación clínica y sobre la salud. Los estrógenos vegetales, o fitoestrógenos, son un grupo de sustancias contenidos en alimentos y plantas medicinales con una estructura química similar a los estrógenos animales, y consecuentemente, los de la especie humana. Los estrógenos vegetales generalmente se nos presentan en forma de isoflavonas, como la genisteína y daidzeína presentes en las habas de soja; y en forma de lignanos, como la enterolactona y el enterodiol, presentes en granos de cereales, leguminosas y frutos. Algunas de las más conocidas son las de la soja, y cuyo consumo se ha comprobado notablemente eficaz en el tratamiento de los síntomas de la menopausia. Los lignanos parecen no tener una acción tan definida en este tipo de problemas. Los fitoestrógenos no son utilizables tal cual por el organismo, y cuando los ingesrimos, las bacterias intestinales los transforman en sustancias mucho más activas, como el equol, que tienen una gran similitud con las hormonas humanas. Fitoestrógenos y salud Existen numerosos estudios clínicos que avalan la acción bebeficiosa de los fitoestrógenos, en general, sobre muchos procesos patológicos. Haciendo un resumen sucinto, diríamos que ha sido demiostrada su utilidad en los siguientes problemas: - Reduce los sofocos menopáusicos -Mejora la amduración del epitelio vaginal (previene la sequedad) - Reduce el colesterol "malo" o de baja densidad - Reduce la pérdida de masa ósea - Tiene acción antimitótica protegiendo de ls quistes de mama - Acción protectora sobre el sistema cardiovascular - Prevviene del cáncer de mama y de próstata La menopausia Aunque la menopausia es una circunstancia que han de pasar todas las mujeres, y por ello no es una enfermedad, como a veces se la ha querido identificar, lo cierto es que en ciertas poblaciones sociológicamente determinadas, ésta menopausia puede convertirse en un problema por la presencia de un montón de síntomas asociados que la hacen extremadamente incómoda. Sofocos, sudoraciones, cambios de carácter, y la aceleración del proceso de la osteoporosis son algunos d elos problemas que en nuestra sociedad occidental se asocian con la aparición de la menopausia. SIn embargo, esto es especialmente cierto para la sociedad occidental, porque en los países del sudeste asiático y del extremo oriente, esta problemática es mucho menor. Un 70-85% de las mujeres occidentales padecen síntomas molestos de la menopausia; mientras que en el Japón esta cifra desciende drásticamente a un 5-10%. Inicialmente se especuló que era una característica puramente racial, ligada a las condiciones genéticas de cada lugar del mundo; sin embargo, esto no cuadraba cuando las mujeres asiáticas llegaban a occidente, y empezaban a tener los mismos síntoams que sus conciudadanas de otras razas; esto hizo sospechar firmemente que había un factor ligado al medio ambiente, y más concretamente a la dieta. Son bastante conocidos los estudios de Goldin y sus colaboradores, que estudiaron los niveles hormonales de grupos de mujeres caucásicas (de raza blanca) británicas y americanas, y los compararon con los resultados de mujeres en China, y de asiáticas que habían ido a vivir a las islas Hawaii. El primer dato de interés es que las mujeres caucásicas y las asiáticas occidentalizadas tenían mayores niveles de stradiol (posiblemente el más potente de los estrógenos) que las mujeres asiáticas en sus respectivas áreas geográficas; y que estos niveles elevados de estradiol podían correlacionarse con una mayor cantidad de síntomas menopausicos. Hemos de diferenciar sin embargo dos periodos de la enopausia, uno es el de la premenopausia o de la menopausia recientemente instalada, en la cual existe una cierta producción hormonal por parte de la mujer, y en la cual los productos a base de isoflavonas son altamente efectivos; y luego viene la postmenopausia o fase tardía, en la que las glánsulas de secreción interna ya no producen más que cantidades testimoniales d ehormonas, y en los cuales la suplementación con isoflavonas es relativamente inefectiva, o en todo caso menos efectiva que al principio. Esto no quiere decir sin embargo que en la segunda fase de la menopausia sea inútil el tratamiento con fitoestrógenos, porque en esto la naturaleza es sabiamente curiosa, y es en la primera fase de la menopausia cuando se producen los síntomas más espectacualres, debidos a la deprivación hormonal; y es en el momento en que esta sustancia hace mayor efecto. EN la segunda fase, los síntomas pueden cronificarse en algunos casos, pero generalemnte son de menor entidad porque el organismo ya se ha acostumbrado al cambio hormonal. Por esta misma razón, la necesidad de proteína de soja o de isoflavonas es mucho menor, y no se suelen hacer pautas de tratamiento muy prolongadas para prevenir los sofocos y otros síntomas. Un tipo de terapia hormonal Esto nos lleva a tratar de desmentir uno de los primeros errores en que se cae al hablar de estrógenos vegetales, que es que la suplementación con sustancias ricas en estos productos no eleva los niveles de estróegnos humanos, sino más bien al contrario. Parecería lógico que si administramos estrógenos, aunque sean vegetales, sus niveles aumenten. La realidad es otra, porque los estrógenos vegetales, al menos en una primera fase, tienen una actividad antiestrogénica. Esto es debido a que son mucho menos activos que los de nuestra especie, se calcula que entre 50 y 200 veces menos potentes que los estrógenos humanos; pero sin embargo los fitoestrógenos sí ocupan los receptores o "cerraduras" donde se han de localizar las hormonas propias y ejercer su efecto. Al ser los fitoestrógenos una llave inadecuada o poco adecuada para la cerradura, sencillamente la puerta no se abre, y no se producen los efectos hormonales supuestos. Esto hace que los fitoestrógenos estén especialmente indicados en aquellas enfermedades en que se han de dar medicaciones antiestrogénicas, como sería el caso del cáncer de próstata o de mama, verdaderos problemas de salud en la sociedad occidental. Los fitoestrógenos sin duda tienen una acción específica de regulación del sistema hormonal, porque si bien en un principio tienen una actividad antiestrogénica, también pueden ser un buen trtamiento para las mujeres que tienen deficiencia de estrógenos, y ello es debido a que como tienen la estructura química lo suficientemente próxima a la de los estrógenos propios de la especie, si tomamos estos alimentos en abundancia, el cuerpo tiene más materia prima para fabricar sus propias hormonas. Esta actividad antiestrogénica observada en una primera fase, en una segunda es verdaderamente del tipo de la regulación hormonal, aumentando los niveles de estrógenos, o de progesterona, en función de las necesidades de cada persona. Los primeros indicios de ello se dieron en Australia, al observarse que muchos de los corderos que pastaban algunas hierbas especialmente ricas en fitoestrógenos, tenían luego problemas de fertilidad por haberse desequilibrado el sistema hormonal. También se observó en guepardos que estaban en zoos norteamericanos, que al cambiar la alimentación desde una alimentación carnívora natural de estos animales a una rica en proteínas de soja como sustituto, se producían alteraciones menstruales y de la fertilidad de estos animales. Los fitoestrógenos y los alimentos Aunque muchos alimentos contienen fitoestrógenos, decíamos que aproximadamente la mitad de los que se conocen, sólo pocos de ellos tienen una significación, por su concentración y el tipo de alimentación que lelvamos, a la hora de modificar nuestro equilibrio hormonal. De hecho, el alimento con mayor interés es la proteína de la soja, consumida en cantidades relativamente importantes en los países asiáticos y en ciertos grupos de personas vegetarianas en los países occidentales. Otros alimentos como la cúrcuma, el ñame silvestre, el perejil, o el trébol rojo, no tienen una significación porque se consumen en muy escasa cantidad. La mujer asiática consume de promedio 35 mg de isoflavonas al día, mientras que la mujer occidental no llega a unas cifras de 10 mg/día en el mejor de los casos, la mitad o menos en la mayoría de la población occidental. Esto nos habla d eunas diferencias muy notables en el consumo de fitoestrógenos, tan significactivos que no dejan lugar a dudas en cuanto a su importnacia como agente causal de estas diferencias poblacionales. De hecho, los primeros estudios clínicos sobre isoflavonas relacionaron el consumo de leche de soja y de tofu (queso de soja) con niveles bajos de estrógenos en la sangre, niveles altos de excreción de estas sustnaicas, y con una reducción de los síntomas emnopáusiocs. Es por ello que la primera recomendación a una mujer que se acerca a la edad de la menopausia es consumir más productos derivados de la soja, y muy especialmente los citados tofu y leche de soja. La soja sin embargo se puede consumir de muchas maneras, en forma de germinados (que se pueden incluir en ensaladas o hacerlos sofritos como es tradcional en la cocina china), también podemos encontrar soja texturizada, en forma de una especie de copos, para incluir en sopas, estofados o platos con cereales, y se puede consumir el haba de soja como si se tratara de una legumbre más, eso sí, teniendo en cuenta que por regla general necesita de un periodo de cocción más elevado. Sin embargo la leche de soja es un método fácil y muy asequible de tomar estos fitoestrógenos, porque nos puede dar un aporte elevado y regular de estas isoflavonas. Sin embargo, en muchas ocasiones la toma de productos de soja no es suficiente para producir una elevción notable de los niveles de fitoestrógenos, y ene ste caso recurriremos a la suplementación con productos a base de fitoestrógenos. Existen en el mercado una buena cantidad de ellos, y unos tienen exclusivamente productos a base de soja, mientras que otros tienen una combinación de isoflavonas de diversos orígenes, como por ejemplo el trébol rojo. Ambos productos son útiles en el tratamiento de los problemas menopáusicos, aunque los que provienen exclusivamente de la soja necesitan de una dosificación algo más elevada y pautas de dos o tres veces al día; mientras que otros no exigen más que una o dos cápsulas al día. Osteoporosis La osteoporosis es uno de los problemas que más afecta a la mujer en periodo pstmenopausico. Esta osteoporosis es debida a la suma de diversos factores, entre los que citaremos el cambio hormonal propio de esta edad, la dieta (pobre en calcio, y rica en grasas y productos refinados), el sedentarismo y la falta de luz solar. Todos estos factores tienen una acción conjunta y sinérgica en el desarrollo o inhibición de la osteoporosis, y deben abordarse conjuntamente a la hora de tratarla. Con el consumo de productos de soja tratamos esencialmente el problema hormonal, y secundariamente el dietético, pero ponemos en marcha algunos de los mecanismos que pueden ayudar a reforzar los huesos. Los estudios clínicos nos demuestran que el consumo de fitoestrógenos no sólo ayuda a mejorar los síntomas menopausicos, sino que actua de preventivo en la evolución d ela osteoporosis, mejorando la absorción del calcio alimentario y reduciendo la excreción por orina del calcio resorbido de los huesos. De esta manera, el hueso se remineraliza mejor, y lo que es especialmente imprtante, pierde menos masa ósea. Los estudios en ese sentido son numerosos, y destacaremos quizás del de Dalais y colaboradores, quienes en 1996 observaron que las isoflavonas de la soja no sólo mejoraban los sofocos típicos de la menopausia, sino que el índice mineral de los huesos aumentaba y también la maduración de las células vaginales, dando a entender que mejora el proceso de osteoporosis y también puede reducir los molestos síntoams de sequedad vaginal propios de la menopausia. FACTURA Emitida por: Jose Luis Berdonces c/ Marco Aurelio 8, At 2 08006 Barcelona NIF 36.959.752 V A: RBA Revistas c/ Pérez Galdós 36 08012 Barcelona NIF A-58.942.251 Concepto: Artículo Los Fitoestrógenos Total bruto 25.000 ptas. -18 % IRPF -4.500 ptas. --------------------------------- Total neto 20.500 ptas. Barcelona, a 15 de septiembre de 2000 Firmado: |