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con los educandos sino qué debemos hacer con nosotros, entre nosotros,..., con los padres... ¿Qué tenemos que aprender? Tenemos que alentar y alentarnos en la línea que demanda el Informe Delors: no estamos en tiempos tanto de enseñar, que también, sino de aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a convivir, aprender a ser... En un mundo en el que la Razón Instrumental (científica y tecnológica) aparece como la única válida, o la más, y desde la que todo se convierte en “instrumento” o “medio” (también las personas), hay que recuperar las otras Razones (Ética y Estética) e introducirlas en todos los ámbitos de la vida y del saber humano. Cuánto más en la EDUCACIÓN. Si existe actualmente un reto importante para la educación, para su excelencia, es el de incorporar en su finalidad práctica planteamientos éticos a la vez que abordar de forma “estética” la motivación en las aulas. De qué sirven los referentes éticos si no aprendemos a educar y transmitir la motivación por aprender, el “gusto”, el “placer”, la “emoción” por/de aprender. Y en esto lo que más influye no son los contenidos, necesarios, que se aportan en el aula, sino la mostración de nuestro ser de educadores. Debemos facilitar el paso del entender al otro desde la clave instrumental a la comprensión como “bien” escaso y al “gusto” por comprender, por aprender, por saber. Este es un reto educativo, es un reto social. Cartagena a 12 de diciembre de 2001 JESÚS SALINAS CATALÁ CULTURAS EN LAS AULAS. PLANTEAMIENTOS ALTERNATIVOS ANTE EL RETO DE LA INTERCULTURALIDAD “Cada cultura se desarrolla gracias a sus intercambios con otras culturas. Pero es preciso que cada una ponga en ello una cierta resistencia, pues de lo contrario muy pronto dejaría de tener nada propio que intercambiar. Tanto la ausencia como el exceso de comunicación tienen sus peligros.” C. Levi-Strauss. “La falta de curiosidad o inapetencia por las culturas ajenas es un índice de decadencia y pasividad, porque la cultura afectada por ese síndrome se convierte en mero objeto de contemplación.” Juan Goytisolo. “No se trata en absoluto de abandonar lo que podemos ofrecer en cuanto a los conocimientos que impartimos, se trata de saberse vulnerable, es decir, como siempre, de buscar puntos de acuerdo que abran el saber, que permitan la consideración a otros saberes y el respeto a otros maestros [..] “. Teresa San Román. “La educación es el instrumento, probablemente menos violento, si cabe, de que se vale la cultura dominante para imponerse, para propagar su particular visión del mundo, para desarrollar su particular jerarquía de valores. La colisión con otras culturas minoritarias, y más si son para la cultura mayoritaria marginales o excluidas como lo es la cultura gitana, se hace inevitable.” Antonio Carmona. “No se trata de elegir por ellos. Se trata de andar juntos, cada uno a su manera, por el mismo camino.” Teresa San Román. INDICE I - LAS CULTURAS EN LA ESCUELA II - LOS OTROS Y NOSOTROS : COLONIZAR, INDEPENDIZARSE, EMIGRAR, INMIGRAR, MEZCLARNOS, CIVILIZARNOS. III- PLANTEAMIENTOS PARA UNA EDUCACIÓN INTERCULTURAL IV - LA PRÁCTICA EDUCATIVA V - PLANTEAMIENTOS ALTERNATIVOS. EL MARCO DIDÁCTICO DEL CENTRO EDUCATIVO Y DEL AULA. I - LAS CULTURAS EN LA ESCUELA. ”Dada nuestra lamentable educación, tras la que debemos olvidar en la segunda mitad de la vida lo que aprendimos en la primera, (..)” Lichtenberg. ”Aforismos” 1784. “Cultura es lo que queda después de haber olvidado lo que se aprendió.” Andre Maurois. Me sirve este aforismo, escrito hace 200 años!! y retomado muchos años después por Andre Maurois, para iniciar el planteamiento de las culturas en la escuela, intentando no complicar un tema ya de por si espeso por sus múltiples connotaciones ideológicas y por el desembarco de la moda de lo étnico y de lo intercultural en la sociedad y ante todo en las instituciones educativas. Los que ahora estamos trabajando como maestras y maestros, recibimos en nuestra etapa escolar una idea de cultura unívoca, etnocéntrica (hombre blanco, occidental, cristiano, hablando en castellano...). Sólo existía un modelo de cultura indiscutible y, luego, las “lejanas” culturas extranjeras. El resultado fue empobrecedor, uniformista, reduccionista, ocultista y prejuicioso; la mayor de las veces, racista y xenófobo con cuantas personas no pertenecieran o se asimilaran a la cultura de la sociedad mayoritaria. Era una educación intransigente que violentaba las relaciones entre las propias diversidades culturales internas del Estado español (sirva de ejemplo la prohibición de hablar cualquier idioma que no fuera el castellano en la escuela). Con la democracia tomó forma legal el reconocimiento de “los Pueblos de España, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones”(preámbulo de la Constitución Española) y llegó la apertura de la institución escolar a la lengua, la historia y la cultura de las nacionalidades. Pero ni la sociedad ni la escuela (subsidiaria de sus mandatos) han cambiado el fondo de la cuestión: seguimos desarrollando un concepto cultural restringido y, aunque se dé un reconocimiento de la existencia de la multiculturalidad, (reconocimiento inevitable porque es imposible negar su existencia en nuestras calles y aulas: murcionos/as, andaluces/as, gallegas/os, aragonesas/es, gitanos/as, vascos/as, catalanes/as, ,.... y magrebíes, africanos/as, latinoamericanas/os, europeos/as,....), aunque se dé este reconocimiento, todo sigue rezumando univoquidad. Si antes era una imposición a la fuerza de la sociedad totalitaria, ahora es una sutil y sibilina colonización a través del desarrollo curricular en los libros de texto, de los medios de comunicación, de la economía de libre mercado y de imperativos políticos. Hablando de lo cotidiano, nuestros niños y niñas están educándose de cara a la televisión y tomando unos modelos de vestir, de belleza, de comer (cuando en el comedor escolar de mi colegio el menú consiste en hamburguesa y coca-cola, hay fiesta), además de un modelo de valores sociales que alumnos/as y profesores/as llevamos con nosotros/as a la escuela. Estos “valores” entre comillas son: individualismo prepotente, triunfar por encima de todo, la preparación física-violenta para solucionar cada uno sus problemas, el rechazo a los diferentes (gitanos, godos, sudacas, negros, moros, fumadores, gordos, pobres,..). Hemos cambiado un modelo cultural unívoco impuesto a la fuerza, por otro modelo también unívoco y también impuesto. Sólo cambian los métodos y las modernas herramientas. Ante todo la directa influencia y mediatización de los medios de comunicación y en especial la televisión (nada es importante ni relevante si no ha pasado por ella). Así una institución con tendencia al hermetismo, como siempre ha sido la escuela, está siendo habitada por una dinámica social obsesionada por los dictámenes de una sociedad capitalista de libre mercado que dirige unos medios de comunicación y en su cabeza, una televisión cuyos mandatos son : éxito a toda costa, rapidez en la consecución del éxito, uso de un individualismo competitivo e insolidario, los medios justificados por el fin, la apariencia por encima del contenido, el conformismo social por encima de los legítimos derechos, la uniformidad cultural por encima de las diversidades culturales ( nuestra cultura por encima de las demás culturas), la fuerza por encima de la razón (la nación-guardiana del universo por encima de todas las demás naciones). Estos mensajes de los medios de comunicación, tan bien asimilados por la sociedad, se van pegando a las prácticas habituales de nuestra cultura escolar, consolidando el “sálvese quien pueda”, el individualismo sin contemplaciones y un clasismo que corresponde a nuestro actual sistema de enseñanza público/privado, en donde nos es imposible atender al mandato constitucional de la “igualdad de oportunidades”, porque en la escuela se construyen conocimientos, se socializa, se comparte, se juega,... pero no se hacen milagros económicos ni sociales. El doble sistema educativo público / privado (también es privada la escuela concertada), colabora, consolida y a menudo legitima la diferenciación social. (solamente hay que ver donde están escolarizados los hijos e hijas de los que no tienen trabajo, de los que tienen trabajo, de los ricos, de los gitanos, de los emigrantes pobres, de los extranjeros comunitarios,..). Cuando propongo a mis alumnas y alumnos dibujar o escribir historias de los personajes, héroes o situaciones que prefieran, me llenan la mesa de pokemons, ninjas, powers rangers, la bola del drac, vengi y oliver,.... (series de violencia y competitividad); o la estética Walt Disney (series de princesas, animales y melancolías). Ninguno/a dibuja o escribe sobre héroes mediterráneos o sobre personajes de la cultura “española” o del País Valenciano. Espero que aquí vuestros alumnos y alumnas sepan quienes eran los pueblos y culturas que aportaron la idiosincrasia que ahora os identifica, los modelos y los hechos relevantes de vuestra historia; a mi durante 25 años de formación en escuelas, institutos y universidades, no me llego apenas información y la que me llegó fue partidista y sesgada. La renovación pedagógica que debemos proponernos en el tema de la diversidad cultural pasa por un cambio de actitudes. Por un lado hay que prestar mayor atención y contenido a nuestra cultura autóctona y a la vez hay que abrirse a las demás culturas. En el alumnado el cambio de actitud debe suponer una valoración de su propia cultura y a la vez un abandono, para unos de la prepotencia que les da el ser mayoría, y para otros perder el miedo a mostrar su identidad cultural al ser minoría; en los y las docentes debe suponer dejar expresarse al alumnado antes que desarrollar cualquier discurso (dejando salir los preconceptos, tantas veces citados en la LOGSE), como Sócrates que dejaba primero hablar a sus discípulos y luego hablaba él o reflexionando sobre la máxima de Cicerón “Obest plerumque iis qui discere volunt auctoritas eorum qui docent” (La autoridad de los que enseñan perjudica la mayoría de las veces a los que quieren aprender). Así conseguiremos la participación sumativa y enriquecedora de todas las visiones presentes en el aula, más la aportación de las y los docentes con la información de aquellos otros modelos culturales no presentes. Crear un ambiente de respeto y crítica positiva. Posibilitar el intercambio cultural y reforzar la idea de que es mucho más lo que nos une que lo que nos diferencia, perfectamente expresado por Teresa San Román “el contenido cultural de un grupo étnico es, sin embargo, en múltiples ocasiones, un patrimonio mayoritariamente compartido con otros pueblos, Catalanes, Gallegos e incluso Ingleses que podemos vivir en la ciudad de Barcelona, compartimos más contenido cultural que aquel que nos diferencia”. Fernando Savater asegura que “ninguna cultura es insoluble en las otras, ninguna brota de una esencia tan idiosincrásica que no pueda o no deba mezclarse con otras, contagiarse de las otras. Ese contagio de unas culturas por otras es precisamente lo que puede llamarse civilización y es la civilización, no meramente la cultura, lo que la educación debe aspirar a transmitir. (..) utilizando las palabras de Paul Feyerabend (..) potencialmente, cada cultura es todas las culturas.” Así nuestra escuela, que desde los movimientos de renovación pedagógica pretendemos como pública, popular y valenciana, en mi comunidad autónoma, tendrá que definirse también como una escuela intercultural. La escuela debe ser un lugar de encuentro donde se cruzan y se enriquecen los diversos modelos culturales. La escuela es un espacio privilegiado donde, frente a las desigualdades exteriores (laborales, de vivienda, sociales,...) que la escuela no puede solucionar, por lo menos puede y debe proporcionar un ambiente de razonable igualdad donde poder practicar relaciones de intercambio y de enriquecimiento cultural. Esto significa que la escuela debe pasar de ser una reproductora de la cultura mayoritaria, a ser generadora de construcción cultural. El conocimiento de otros modelos culturales nos hará romper imágenes falsas que sobre determinadas culturas, etnias y grupos tenemos. Estas imágenes falsas y prejuicios vienen de valorar únicamente la parte superficial de la cultura: configuración física, comportamientos individuales, usos de préstamos culturales, costumbres, etc., y no su parte esencial: valores, creencias, lenguaje, estructura social, etc., de valorar únicamente algunas versiones oficiales y sesgadas de la historia. Pero no debemos olvidar que los Centros educativos, aunque ámbito privilegiado, no es el único lugar de intervención del interculturalismo, ya que éste debemos entenderlo como una práctica social vivida. El interculturalismo obliga a pensar en las relaciones culturales dentro de un proyecto pedagógico, pero también dentro de un proyecto social. Me atrevería a decir que es imposible desarrollar un modelo de educación intercultural en el seno de los Centros educativos si no se está dando un modelo de cambios y actitudes interculturales en el seno de la sociedad y de los gobiernos. Es decir, no se dará un modelo intercultural si no hay unas actitudes sociales e institucionales que admitan: la multiculturalidad de nuestra sociedad; la valoración de dicha diversidad cultural; la interacción inter e intra grupos y, lo más difícil, que los grupos culturales que coexisten deben compartir "aproximadamente" las mismas oportunidades políticas, económicas y educativas, es decir, el pluralismo cultural no se convierte en una situación de interculturalismo hasta que los intercambios no llegan a ser igualitarios. Así pues, el interculturalismo es un proyecto ideal, que ha de tomar forma progresivamente y que supone un nuevo concepto de las relaciones entre culturas, sin precedentes en la historia de las civilizaciones. Necesitamos una línea de horizonte utópica, lejana quizás, pero hacia donde ir. Evitemos la improvisación, que lo que hagamos sea camino de lo intercultural. No debemos perder este horizonte de construcción cultural que, desde la escuela y desde el pertenecer a una comunidad autónoma, nacionalidad, Estado, Europa,.., supone tener claro qué parte de nuestra cultura representa nuestra identidad, nuestras diferencias y singularidades respecto a los demás. También y no menos importante, qué parte de nuestra cultura estamos dispuestos/as a perder si aceptamos romper la postura etnocéntrica y optamos por relacionarnos con el resto de las culturas igualitaria y solidariamente. Reto difícil pero necesario. |