Paulista, ___ de ________ de ______ Grupo: _____________________ Profª: Kyka Lima
Estudiante: _______________________________

UECE / 2005.1 – 1ª FASE – 28/06/2004
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| Hace mucho tiempo vivían dos jóvenes esposos en lugar muy apartado y rústico. Tenían una hija y ambos la amaban de todo corazón. No diré los nombres del marido y de la mujer, que ya cayeron en olvido, pero diré que el Sitio en que vivían se llamaba Matsuyama, en la provincia de Echigo.
Hubo de acontecer, cuando la niña era aún muy pequeñita, que el padre se vio obligado a ir a la gran ciudad, capital del imperio. Como era tan lejos, ni la madre ni la niña podían acompañarle, y él se fue solo, despidiéndose de ellas y prometiendo traerles, a la vuelta, muy lindos regalos.
La madre no había ido nunca más allá de la cercana aldea, y así se preocupaba al considerar que su marido emprendía tan largo viaje; sin embargo, al mismo tiempo, sentía orgullosa satisfacción de que fuese él, por todos aquelllos contornos, el primer hombre que iba a la rica ciudad, donde el rey y los magnates habitaban, y donde había de ver tantos primores y maravillas.
En fin: cuando supo la mujer que regresaba su marido, vistió a la niña de gala, lo mejor que pudo, y ella se vistió un precioso traje azul que sabía que a él le gustaba en extremo.
No imagina el lector el contento de esta buena mujer cuando vio al marido volver a casa sano y salvo. La chiquitita daba palmadas y sonreía con deleite al ver los juguetes que su padre le trajo, y él no se hartaba de contar las cosas extraordinarias que había visto, durante la peregrinación, y en la capital misma.
– ¡A ti – dijo a su mujer– te he traído un objeto de extraño mérito! Se llama espejo. ¡Míralo y dime qué ves dentro!
Le dio entonces una cajita chata, de madera blanca, donde encontró un disco de metal. Allí miró la joven esposa con placer y asombro, porque desde su profundidad vio que la miraba, con labios entreabiertos y ojos animados, un rostro que alegre sonreía.
– ¿Qué ves? – preguntó el marido, encantado del pasmo de ella y muy ufano
de mostrar que había aprendido algo durante su ausencia.
– Veo a una linda moza, que me mira y que mueve los labios como si hablase, y que lleva, ¡caso extraño!, un
vestido azul, exactamente como el mío…” VALERA, Juan. El Espejo de Matsuyama, in RAMONEDA, Arturo. Antología del Cuento Español. Madrid: Alianza Editorial, 1999, pp. 156-157
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55. El texto nos cuenta la historia de una niña:
cuyo padre tuvo que hacer un viaje
que se vio obligada a viajar con su padre
a quien su padre prometió llevar a una gran ciudad
que vivía en Matsuyama, cerca de la capital del Imperio
56. El autor afirma, en su relato, que la madre:
acompañó a su esposo hasta un sitio muy lejos
no pudo viajar con su esposo a la capital
se sentía olvidada por su marido, que la había abandonado
no quiso estar presente en casa cuando él regresó del viaje
57. Es verdad que, al volver a su casa, el hombre:
supo que su joven esposa estaba distante, en otra ciudad, pero sana y salva
encontró a su hija sonriente, cercada de muchos juguetes comprados por su madre
trajo regalos para su esposa y su hija
miraba a su esposa con asombro por el color de su vestido
58. Las formas hubo (línea 08), supo (línea 23), trajo (línea 31) y dijo (línea 34) pertenecen a los verbos:
haber, ser, traer, dejar
haber, saber, traer, decir
hacer, saber, tener, decir
hacer, ser, tener, dejar
59. El vocablo aún (“cuando la niña era aún muy pequeñita” / líneas 08/09) tiene como sinónimo:
también C. tal vez
con todo D. todavía
60. “…su marido emprendía tan largo viaje” (línea 17) Así como el sustantivo viaje, es también divergente del portugués en el género:
origen C. papel
virtud D. labio
UECE / 2005.2 – 1ª FASE – 05/06/2005
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| El cardenal Joseph Ratzinger ha sido elegido Sumo Pontífice, sucesor de Juan Pablo II, tomando el nombre de Benedicto XVI. Después de aparecer la "fumata" blanca, el cardenal Jorge Arturo Medina Estévez dio el anuncio a las gentes desde el balcón externo de la Bendición de la basílica vaticana. El cónclave, que ha llevado a la elección de Benedicto XVI, comenzó el lunes, 18 de abril, en la Capilla Sixtina del Palacio Apostólico Vaticano, con el "extra omnes" intimado por el maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, el arzobispo Piero Marini, tras el juramento de los 115 cardenales electores. La primera fumata negra apareció a las 20,04 del mismo día. El martes, 19 de abril, la fumata negra fue a las 11,52. La fumata blanca apareció a las 17,50 del martes 19 de abril. A las 18,48, el Santo Padre Benedicto XVI, precedido por la Cruz, se asomó al balcón de la basílica para saludar a la multitud e impartir la bendición apostólica "Urbi et Orbi" (a la ciudad y al mundo).
Antes de la bendición, el nuevo pontífice dirigió estas palabras a los fieles: Queridos hermanos y hermanas: Después del gran Papa Juan Pablo II, los cardenales me han elegido, a mí, un sencillo y humilde obrero de la viña del Señor.
Me consuela el hecho de que el Señor sabe trabajar y actuar incluso con herramientas insuficientes y sobre todo me confió a vuestras oraciones.
En la alegría del Señor Resucitado, confiados en su ayuda permanente, prosigamos. El Señor nos ayudará y María, su Madre Santísima, estará a nuestro lado. Gracias". Texto obtido na Internet. Adaptado.
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55. El anuncio de la elección del nuevo Papa se dio:
tras aparecer la “fumata blanca”
por el arzobipso Piero Marini, en sustitución al cardenal Jorge Arturo Medina Estévez
desde el patio externo de la basílica del Vaticano
sin que se viera la fumata en el color apropiado
56. Es verdad que el cónclave que eligió a Benedicto XVI:
logró reunir a menos de cien cardenales
tuvo inicio en un día festivo, en la mitad de la semana
concluyó con el juramento de los cardenales electores
demoró solamente dos días
57. El Santo Padre Benedicto XVI, en sus primeras palabras dirigidas a los fieles, dijo que:
fue elegido por ser un sencillo y humilde obrero de la viña del Señor
lo consolaba el hecho de que su elección había sido unánime, gracias a las oraciones de las personas
confiaba en el apoyo del Señor Resucitado
uno no debía olvidar las obras del gran Papa Juan Pablo II
58. “Comenzó el lunes, 18 de abril…” (líneas 10- 11) Apunte un sinónimo del verbo comenzar, que consta en la frase arriba transcrita:
acaecer C. clausurar
empezar D. enseñar
59. Identifique el día que viene después del martes (línea 19):
jueves C. viernes
sábado D. miércoles
60. En la frase “… para saludar a la multitud e impartir la bendición apostólica” (líneas 23-24) hay un ejemplo de:
apócope obligatoria
aplicación de una regla de eufonía
empleo de verbos de irregularidad propia
sustantivos de plural irregular
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