Más Platón y menos Prozac




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cedentes de ambos bandos». No obstante, la otra

cara de esta acertada observación es que la filosofía

puede sacar fuerzas de ambos bandos sin tener que

absorber los dogmas y puntos flacos respectivos.
El presente libro se inspira en los más grandes

filósofos y filosofías de la historia del mundo para

enseñarle a abordar los aspectos más importantes

de la vida. Trata sobre los problemas que todo ser

humano encara, tales como la manera de conducir

las relaciones amorosas, de vivir con ética, de plantearse la muerte, de enfrentarse a un cambio profesional y de encontrar sentido a la existencia. Por

supuesto, no todos los problemas tienen solución,

pero aunque no logre encontrarla necesita manejar el problema de tal modo que su vida siga adelante. Sea como fuere, tanto si lo resuelve como si

aprende a convivir con él, este libro puede servirle

de guía. Ahora bien, en lugar de ofrecerle enfoques pseudomédicos orientados a las patologías o

proponerle superficiales principios propios de la

New Age, este libro presenta una sabiduría puesta
a prueba por el tiempo y adaptada específicamente

para ayudarle a vivir con plenitud e integridad en un mundo que cada vez resulta más desafiante.
LA FILOSOFÍA PRÁCTICA
El asesoramiento filosófico, a pesar de ser un campo de la filosofía relativamente nuevo, está experimentando un rápido crecimiento. El movimiento de la práctica filosófica surgió en Europa

en la década de los ochenta, impulsado por Gerd

Achenbach en Alemania, y comenzó a expandir-

se en Norteamérica en la década de los noventa.
Aunque «filosofía» y «práctica» son dos palabras

que la mayor parte de la gente no suele relacionar,

lo cierto es que la filosofía siempre ha proporcionado herramientas que las personas puedan usar

en la vida cotidiana. Tanto Sócrates, que se pasaba-

el día debatiendo cuestiones de gran importancia

en el agora, como Laozi, que recopiló sus consejos

sobre cómo seguir el camino del éxito evitando todo perjuicio, querían que sus ideas fuesen de útilidad. La filosofía, al principio, era una forma de vida, no una disciplina académica; es decir, no solo

objeto de estudio sino también de aplicación. No fue hasta el siglo pasado, aproximadamente, cuando la filosofía se vio consignada a un ala esotérica

de la torre de marfil, llena de avances teóricos pero desprovista de toda aplicación práctica.
«Filosofía analítica» es el término técnico que designa lo que, con toda probabilidad, acude a su mente cuando piensa en filosofía. Este es el campo

tal como se define desde un punto de vista académico. Esta clase de filosofía es, en su mayor parte,

abstracta y autorreferencial, y dice muy poco o nada acerca del mundo. Rara vez puede aplicarse a la

vida. Dicho enfoque es apropiado para las universidades. Los estudios básicos de filosofía deberían

formar parte de todo plan general de educación;
una universidad sin departamento de filosofía es como un cuerpo sin cabeza. Ahora bien, la mayoría de los campos de estudio académico en los que

existe una rama de investigación pura también cuenta con una rama aplicada. Se pueden estudiar matemáticas puras o aplicadas, ciencias teóricas o

experimentales. Si bien es esencial para cualquier

campo de estudio expandir sus fronteras teóricas,

la filosofía académica últimamente se ha excedido

en su énfasis sobre la teoría en detrimento de la

práctica. Mi misión en estas páginas es recordarle

que la sabiduría de la filosofía de la vida, que está

relacionada con la vida real y la forma de vivirla,

precede a la instítucionalización de la filosofía como una gimnasia mental que no tiene nada que ver

con la vida.
La filosofía está volviendo a la luz del día, donde

las personas corrientes pueden entenderla y aplicarla. Las ideas atempérales sobre la condición

humana son accesibles para usted. Nosotros, los

profesionales de la filosofía, las sacamos de los mohosos estantes de la biblioteca, les quitamos el

polvo y las ponemos en sus manos. Usted puede

aprender a utilizarlas. No precisa experiencia previa.
Quizá quiera reconocer el terreno antes de emprender su propia andadura, y este libro le ayudará

a hacerlo, proporcionándole la clave para descifrar

las señales que hallará en el camino de modo que

disfrute de un viaje seguro y fascinante, tanto si lo

realiza a solas como en compañía de un amigo.
De ningún modo es necesario ser doctor o licenciado en filosofía para beneficiarse de la sabiduría de todos los tiempos. Al fin y al cabo, tampoco necesita estudiar biofísica para dar un paseo,

ser ingeniero para plantar una tienda de campaña o

ser un experto en economía para encontrar empleo. De la misma forma, no necesita estudiar filo-

sofía para llevar una vida mejor, aunque tal vez necesite practicarla. La gran verdad sobre la filosofía

(y éste es un secreto bien guardado) es que todo el mundo puede ejercerla. La investigación filosófica

no es coto vedado de filósofos licenciados o diplomados; basta con la voluntad de enfocar el tema en cuestión en términos filosóficos. No hace falta que

le pague a alguien (aunque puede que aprenda y disfrute del encuentro con un profesional), ya que con un interlocutor voluntarioso, o incluso por su

cuenta, podrá hacerlo en su propia casa, en una cafetería o, ya puestos, hasta en un centro comercial.
Como consejero filosófico soy un abogado en

defensa de los intereses de mis clientes. Mi trabajo

consiste en ayudar a las personas a comprender

con qué clase de problema se enfrentan y, median-

te el diálogo, desenmarañar y clasificar sus componentes e implicaciones. Les ayudo a encontrar las

mejores soluciones: un enfoque filosófico compatible con su propio sistema de creencias y, al mismo tiempo, en consonancia con principios de sabiduría consagrados que contribuyen a llevar una vida más virtuosa y efectiva. Trabajo con mis clientes

para identificar sus creencias (proponiéndoles la

sustitución de las que resultan inútiles) y explorar

cuestiones universales relacionadas con el valor, el

significado y la ética. Trabajando con este libro,

usted puede aprender a hacer lo mismo por su

cuenta, si bien es posible que le resulte más provechoso contar con otra persona que quiera profundizar en el mismo tema.
La mayor parte de mis clientes acude a mí para

asegurarse de que sus actos son acordes con su

propia forma de entender el mundo, y confía en

mí para que les llame la atención sobre cualquier

contradicción en la que incurran. El objeto del

asesoramiento filosófico es el presente (y la mirada

hacia el futuro) más que el pasado, al contrario de

gran parte de las psicoterapias tradicionales. Otra

diferencia es que el asesoramiento filosófico tiende

a desarrollarse a corto plazo; Con algunos clientes

nos reunimos en una única sesión. En mi caso, lo

más frecuente es que trabaje con alguien algunas

veces durante un período de unos pocos meses. El

tiempo más largo que he dedicado a una persona

ha sido de cosa de un año.
Una sesión de asesoramiento filosófico es algo

más que el mero análisis de las dificultades sirviéndose de bien fundados fragmentos de literatura filosófica, aunque un simple aforismo en ocasiones

puede dilucidar el problema más intrincado. Es el

diálogo, el intercambio de ideas en sí mismo, lo

que resulta terapéutico. Este libro le proporcionará toda la información necesaria para que aclare su

propia filosofía, así como una guía para conducir

su deliberación interior o el diálogo con un amigo.

Le enseñaré la manera de ser lo bastante radical

como para considerar todas las opciones, pero con

la suficiente prudencia para elegir la correcta.
¿PLATÓN O PROZAC?
Antes de confiar únicamente en la filosofía para
hacer frente a un problema, debe asegurarse de

que ésta resulta apropiada a su situación. Si está molesto porque tiene una piedra en el zapato, no necesita asesoramiento; lo que debe hacer es quitar la piedra del zapato. Aunque hable acerca de 1a

piedra que tiene en el zapato el pie jamás le dejará

de doler, por más empatia que muestre su interlocutor y con independencia de la escuela terapéutica a la que él o ella pertenezca. Las personas cuyos

problemas sospecho que son de naturaleza física

las mando a profesionales de la medicina o la psiquiatría. A algunos otros les será tan poco útil Platon como a otras el Prozac. Habrá quien precise

primero el Prozac, y luego a Platón, o una combinación de ambos.
Muchas personas que buscan asesoramiento

filosófico ya han pasado por una terapia que, en última instancia, les ha parecido poco satisfactoria

al menos en algunos aspectos. Las personas pueden salir mal paradas de un tratamiento psicológico o psiquiátrico si la raíz de su problema es de carácter filosófico y el terapeuta o el médico al que acuden no lo entiende así. Puede surgir un sentimiento de desesperación si usted empieza a creer

que nadie será capaz de ayudarle a resolver su problema porque no le están escuchando como es debido. Una terapia inadecuada supone una pérdida

de tiempo (en el mejor de los casos) y puede con llevar un empeoramiento de la situación.
Muchas personas que finalmente recurren al asesoramiento filosófico se han beneficiado previamente del asesoramiento psicológico, pero consideran que éste no les basta por sí mismo. Sin duda, el pasado nos condiciona e informa el modo en

que solemos ver las cosas; de ahí que examinar el pasado puede que resulte provechoso. Es posible que la comprensión de su propia psicología sea

una valiosa preparación para cultivar su propia filosofía. Todos llevamos un equipaje psicológico,

pero librarse del exceso quizá exijas asesoramiento filosófico. La idea es viajar tan ligeros de equipaje

como sea posible. Conocerse a sí mismo (meta que enfocan de forma distinta el asesoramiento psicológico y el filosófico) no consiste en memorizar la

Enciclopedia de Usted. Hacer hincapié en cada uno de los detalles, por exquisitos que sean, no logra sino aumentar el equipaje en lugar de aligerar

la carga.
Muchas personas que no tocarían una psicoterapia ni con una pértiga de tres metros encuentran

atractiva y aceptable la idea de conversar con alguien sobre ideas y puntos de vista. Tanto si usted

considera la terapia psicológica un trampolín como si no, si usted es curioso, especulativo, reflexivo, analítico y elocuente, puede beneficiarse en

gran medida del asesoramiento filosófico. De hecho, cualquiera con una mente inquieta está preparado para ese examen de la vida que es el objetivo común de todos los filósofos.
UNA TERAPIA PARA CUERDOS
El asesoramiento filosófico es, en palabras de

mi colega canadiense Peter March, «una terapia

para cuerdos». Según mi parecer, esto nos incluye

a todos. Por desgracia, con demasiada frecuencia

la psicología y la psiquiatría han aspirado a catalogar las enfermedades de todo el mundo, tratando

de diagnosticar a cualquiera que entrara en sus consultas en busca del síndrome o trastorno que

sería la causa de su problema. En el lado frivolo, gran parte del pensamiento New Age toma como premisa que el mundo (y todos los que en él estan)

es tal como debería ser. Si bien en general deberíamos esperar ser aceptados a pesar de la variedad

de idiosincrasias y defectos que todos tenemos, y

pese a que no exista ningún motivo para ver esos
defectos como algo anormal (la perfección es lo

que carece de normalidad), tampoco hay razón alguna para juzgar que el cambio esté fuera de núestro alcance. Cuando Sócrates declaró que una vida
sin reflexión no merecía la pena ser vivida, abogaba por la evaluación personal constante y el esfuerzo por mejorarse a sí mismo como la más alta de

las vocaciones.
Tener problemas es normal, y la congoja emocional no constituye necesariamente una enfermedad. Las personas que luchan por hallar una manera de comprender y manejarse en un mundo que

cada día es más complejo no tienen por qué verse etiquetadas con un trastorno, cuando lo que en realidad están haciendo es avanzar por caminos consagrados a la búsqueda de una vida más satisfactoria. En este libro encontrará formas concretas

de aplicar la filosofía al hacer frente a dilemas morales; a conflictos éticos en el ámbito profesional; a

dificultades para reconciliar su experiencia con sus

creencias; a conflictos entre la razón y la emoción;
a crisis de sentido, propósito o valores; a la búsqueda de la identidad personal; a las estrategias

que es preciso seguir como padres; a la ansiedad

ante un cambio en su trayectoria profesional; a la

incapacidad para alcanzar sus objetivos; a los cambios de la mediana edad; a los problemas en sus relaciones personales; a la muerte de un ser querido

o su propia mortalidad. He seleccionado y examinado de forma minuciosa las situaciones vitales

más comunes que enfrentan a las personas con su

filosofía. Sea cual fuere el asunto que le preocupe,

podrá aplicar las técnicas e ideas que se recogen en

estas páginas.
Al orientarlo en el uso de su propia filosofía, el

presente libro hace mucho más que sugerirle que

«se tome dos aforismos y llámeme por la mañana». Es una guía práctica para los dilemas más frecuentes de la vida. Ofrece un rápido repaso de la

filosofía para quienes nunca asistieron (o no recuerdan) los cursos elementales, pero también es

un riguroso compendio de caminos que cabe seguir para vivir con más integridad y saúsfacción.

Trata sobre las grandes cuestiones con las que todo

el mundo se topa en la vida y facilita las respuestas

que dieron algunas de las mentes más privilegiadas

de todos los tiempos, así como estrategias que le

conducirán a la respuesta más valiosa para usted: la

suya propia.
VISIÓN DE CONIUNTO
Para que sepa a qué atenerse, a continuación se

presenta una breve descripción de lo que encontrará en este libro.
En esta Primera parte se detalla la práctica filosófica, las formas de usar la filosofía para ayudarse

a sí mismo y los límites de la autoayuda. Tras este

capítulo sobre las vicisitudes que ha sufrido la filosofía tal como se ha usado (o dejado de usar) en el

mundo real (y su reciente recuperación), el capítulo 2 contempla los aciertos y los puntos débiles de

la psicología y la psiquiatría y compara distintas

clases de terapias. El capítulo 3 presenta los cinco

pasos del proceso PEACE («paz», en inglés) para

enfrentarse a los problemas con actitud filosófica.

El capítulo 4 ofrece un breve repaso sobre algunos

filósofos cuyas ideas son relevantes en mi labor como asesor, con objeto de proporcionarle cierta

perspectiva histórica.
Cada uno de los capítulos de la Segunda parte se

centra en uno de los problemas más comunes que

suelen plantearse a los asesores filosóficos, muestra

cómo los aborda la filosofía y le orienta en la aplicación del pensamiento filosófico en las situaciones
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