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Dos experiencias educativas constituyen los principales antecedentes de los Liceos Rurales pues ambas aportan elementos para la conformación de su modelo pedagógico: las escuelas unidocentes y las telesecundarias. La escuela unidocente surge en la década de los años 60 con el propósito de brindar los servicios educativos a los pobladores de las comunidades rurales dispersas del país. La escuela atiende, bajo la conducción de un único docente, un grupo de estudiantes (máximo 30), quienes cursan desde el primero hasta el sexto año. Ello implica que el maestro unidocente hace el planeamiento didáctico para todas las asignaturas del plan de estudios y para todos los años; además de atender simultáneamente a toda la población estudiantil. Le corresponde también la ejecución de todas las tareas administrativas que demanda la escuela. A fines de los años 90 el Ministerio nombra un segundo docente en aquellas escuelas cuya matrícula estudiantil se encuentre entre 31 y 50 estudiantes, y amplía progresivamente los servicios de Educación Preescolar, mediante la estrategia de los grupos heterogéneos, así como la asignación de becas e informática educativa para la población estudiantil de las escuelas unidocentes. Para el año 2008 existen en el país 1247 escuelas unidocentes, con una matrícula de 58691 estudiantes, los cuales representan el 8% de la matrícula total del país en I y II Ciclos de la Educación General Básica. Por otro lado, con el propósito de ampliar los servicios hasta el Tercer Ciclo de la Educación General Básica en las comunidades rurales dispersas, en 1998 el Consejo Superior de Educación acuerda crear las Telesecundarias. El modelo pedagógico de las telesecundarias, basado en la experiencia mexicana, se fundamentó en la intermediación docente y el uso de televisor, videograbadora y material impreso y videográfico. El plan de estudios de las telesecundarias, incluye además de las asignaturas tradicionales, las actividades de desarrollo, las actividades de integración o proyección comunitaria para interactuar con la comunidad rural y la demostración de lo aprendido, como forma de involucrar a la comunidad en los procesos educativos. En 2004 el Consejo Superior de Educación (acuerdo 13-04-04) amplió la posibilidad de impartir la Educación Diversificada en las Telesecundarias, para lo cual se inició un plan piloto en 21 colegios. Para el año 2006 funcionaban 139 telesecundarias, con una matrícula estudiantil de 6720 personas, mientras que en 2007, 60 de estas telesecundarias impartían la Educación Diversificada. Según resultados de la investigación llevada a cabo por el Ministerio de Educación Pública en 20071, las telesecundarias que imparten la Educación Diversificada presentan una serie de situaciones que afectan el servicio educativo, entre las cuales destaca la carencia de libros, videos y otros materiales didácticos y la inexistencia de asesoría y apoyo curricular por parte de las diversas instancias nacionales y regionales del Ministerio de Educación Pública. Igualmente muestran un rendimiento oscilatorio en las pruebas de bachillerato: mientras en 2005 la promoción fue de 65,27%, en 2006 ninguno de los estudiantes aprobó el bachillerato, pues todos perdieron la prueba de Matemática. Hoy día el Ministerio de Educación Pública se replantea el modelo de las telesecundarias y el Ciclo Diversificado en estas instituciones, y propone un modelo pedagógico que articule paulatinamente dos modalidades en una, a saber, la Telesecundaria con el tradicionalmente llamado Telebachillerato en el Liceo Rural. Se aprovecha así la experiencia acumulada, tanto en las escuelas unidocentes, como en las telesecundarias y se propone de esta manera solventar los problemas de gestión académica y administrativa que se han venido enfrentando en la existente oferta del Ciclo Diversificado en las zonas rurales dispersas. Las escuelas unidocentes, por su condición de institución multigrado, y la Telesecundaria han promovido estrategias pedagógicas basadas en una asunción de mayores responsabilidades por parte del estudiantado, lo que ha generado mayor autonomía, independencia y responsabilidad en los estudiantes. De estas experiencias se rescatan elementos esenciales para la conformación del modelo pedagógico de los liceos rurales, entre ellas la mediación pedagógica, el planeamiento didáctico, la integración comunitaria y las actividades de desarrollo. |