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TOMA DE DECISIONES RELACIONADAS CON RECHAZO, REDUCCIÓN, REÚSO Y RECICLADO DE LOS METALES 01 Los metales son muy valiosos por sus aplicaciones tecnológicas, sin embargo, también son contaminantes ambientales. Continuamente, los metales son liberados al medio ambiente natural, sobre todo por la actividad volcánica. En los últimos años, aumentó la cantidad de metales en el ambiente debido a actividades humanas como la extracción de minerales, la quema de combustibles y las actividades industriales y agrícolas. Algunos metales pueden acumularse en los seres vivos y cuando ésta rebasa cierto límite provoca enfermedades. La intoxicación por metales como el mercurio (Hg), plomo (Pb), arsénico (As), cadmio (Cd), cromo (Cr), vanadio (V) y níquel (Ni) produce daños al sistema nervioso central, que se manifiesta con pérdida de memoria, temblores, convulsiones y alucinaciones. También pueden provocar daños en diversos órganos (riñones, pulmones, estómago, esófago e hígado), cáncer y la muerte de la persona intoxicada. En la tabla siguiente se enlistan los padecimientos específicos que producen algunos de estos metales:
Ante los posibles riesgos, es necesario que rechacemos aquellos materiales que contengan estos metales tóxicos. Cuando no pueda evitárseles totalmente, debe disminuirse su uso y conocer cuáles objetos contienen estas sustancias, y qué uso incorrecto puede causar graves intoxicaciones y contaminar el ambiente. Es el caso de las pilas (objetos prácticamente indispensables en la vida cotidiana), contienen mercurio, plomo, níquel y cadmio; así que, dada la cantidad de estos metales, los residuos de las mismas deben recibir u tratamiento especial. Es importante que después de su uso y vida útil, las pilas sean separadas de los demás desechos y bajo ninguna circunstancia deben perforarse. Los metales nos ofrecen grandes beneficios, pero su uso irracional ocasiona problemas ambientales y de salud. Por ello, es esencial poner en práctica las 4R (reducción, reúso, reciclado, rechazo de metales); con esto se puede aminorar el daño que causamos a los ecosistemas y a nosotros mismos.
TOMA DE DECISIONES RELACIONADA CON RECHAZO, REDUCCIÓN, REÚSO Y RECICLADO DE METALES 03 ¿Imaginas tu vida sin materiales metálicos? Sin el cobre para fabricar los cables que conducen la electricidad a la que conectas el televisor, sin la de aluminio de tu refresco favorito, sin el hierro necesario para construir tu casa, sin el litio y cadmio de las pilas con las que funcionan los aparatos que utilizas a diario como tu teléfono celular. Definitivamente es difícil concebir un mundo sin metales porque no tendríamos materiales suficientes para sustituirlos. En la actualidad, cada año se usan miles de toneladas de diferentes tipos de metales en virtud de las múltiples aplicaciones tecnológicas que los utilizan. Por ello, si no modificamos nuestros hábitos y disminuimos el uso excesivo de los materiales metálicos, llegaremos sin duda a una emergencia metálica. Investiga cuánto ha aumentado la producción mundial de metales desde el año en que naciste hasta ahora. En 2008 se produjeron más de 1400 000 000 de toneladas de metales. Esto significa el doble de lo que se generó en 1975 y siete veces más que en 1950, hace sólo 64 años, casi la edad de alguno de tus abuelos. La tabla 2.12 muestra que no todos los metales se producen en la misma cantidad, pues depende de las necesidades que cubren. La producción de acero a partir de mineral de hierro es muy superior a la de aluminio, que se obtiene de la bauxita.
El promedio de uso per cápita de metales ha pasado de 77 kilogramos en 1950 a 165 kilogramos en 1975 y 213 kilogramos en 2008. Ello no significa que todos los seres humanos disponemos de la misma cantidad de metales al año; éstos se concentran en un reducido número de países. Por ejemplo, en 2008 el consumo per cápita en Estados Unidos de América (380 kilogramos) fue casi nueve veces mayor que en China y 15 veces mayor que en India. Los seres humanos somos grandes modificadores del espacio que habitamos: transformamos el entorno para satisfacer nuestras necesidades primarias y en la búsqueda de mejores condiciones de vida. Estamos acostumbrados a extraer esas cantidades de metales de los depósitos minerales del subsuelo. Durante miles de años hemos explotado estos recursos no renovables, y si consideramos la magnitud de la producción mundial de metales, es claro que las reservas son cada vez menores y es más difícil encontrar minas con una concentración de minerales que haga redituable su extracción. En el futuro, quizá las reservas naturales resulten inadecuadas para su explotación por un bajo contenido de metal o por ubicarse en sitios inaccesibles. Pero no solo las cantidades son determinantes, la extracción de metales mediante los procesos metalúrgicos tiene graves consecuencias ambientales por la generación de grandes cantidades de residuos y de sustancias tóxicas, así como pérdida de vegetación. En 2005, por ejemplo, la fabricación de productos elaborados con los 10 metales de mayor demanda industrial dio lugar a más de 3 000 000 000 de toneladas de residuos, lo que representa cuatro veces el peso de los metales extraídos. Ante esta situación –consumo excesivo, agotamiento de las reservas e impacto ambiental- deberemos tomar decisiones para asegurar a las generaciones futuras una disponibilidad suficiente de materiales metálicos. Tenemos que recapacitar y revisar continuamente nuestros hábitos personales y sociales respecto al uso de los recursos. Por ejemplo, qué respondes cuando en la panadería te preguntan: ¿desea bolsa de papel o de plástico? ¿en qué argumentos basa tu respuesta?, ¿qué consecuencias tiene tu respuesta? Si meditamos en torno a estas preguntas, podremos identificar estrategias que ahorren recursos y buscar soluciones a estos problemas. Con base en lo anterior, cada día es más importante tener presente las “cuatro erres” de la conservación y la administración de recursos: rechazo, reducción, reúso y reciclado.
El Cobre (Cu) es el metal más utilizado para fabricar cables, tuberías y monedas. En México, cada año se consumen cerca de 170 kg de cobre por persona para esos fines;en países más industrializados, el consumo alcanza los 250 kg en el mismo lapso. Para 2100 se espera que la población humana llegue a los 10 000 000 000 de habitantes. Al ritmo de consumo actual, indica que se requerirán 1 700 000 000 de toneladas anuales para satisfacer la demanda de este metal. Esta cantidad es mayor que las reservas actuales de cobre en todo el mundo. El Aluminio (Al) por sus propiedades físicas y químicas es el metal más usado, después del hierro. Con aluminio se fabrican marcos de ventanas, papel y envases para alimentos. En México se consumen alrededor de 7 kg de aluminio por persona al año y su producción mundial es de más de 37 000 000 de toneladas por año. La producción de aluminio, a partir de la bauxita, requiere gran cantidad de energía. TOMA DE DECISIONES RELACIONADA CON RECHAZO, REDUCCIÓN, REÚSO Y RECICLADO DE METALES 02 Los metales poseen diversas características que hacen que estos materiales estén presentes en todas partes, ¡basta que mires a tu alrededor! En México existe una gran variedad de metales (cobre, aluminio, hierro, plomo, plata, entre otros) La tabla siguiente muestra algunas de sus características y usos:
No todos los metales son usados comercialmente, y de los existentes, la gran mayoría son utilizados a nivel industrial y en aleaciones con el fin de darles propiedades especiales. Un ejemplo de ello es el acero; pero no es una aleación única, ya que existen cientos de aleaciones cuyas características comunes son presentar un contenido de carbono inferior a 1.5% y con contenidos variables de otros elementos, según sea el tipo de acero que se requiera. Dependiendo de la composición química, se pueden obtener una gran variedad de aceros con características mecánicas y químicas particulares. Como te habrás dado cuenta, las diversas propiedades de los metales y sus aleaciones los hacen apropiados para múltiples propósitos a los que el ser humano ha sabido dar uso. Debemos considerar que los metales son recursos naturales no renovables y, además, que algunos de ellos son muy escasos en la corteza terrestre. También, existen metales que pueden causar daño medioambiental y al ser humano. Dentro de esta categoría se encuentran el plomo, mercurio, cadmio, cobre, níquel, estaño, etc. Estos metales pueden permanecer durante cientos de años en el ambiente. Nombraremos solo algunos ejemplos de los daños que pueden ocasionar estos metales. El plomo utilizado como óxido en la elaboración de pinturas; en aleaciones; cables; aplicaciones militares, entre otros. Un exceso de plomo en el ser humano provoca una enfermedad llamada plumbosis o saturnismo; la cual impide la síntesis de la hemoglobina, causando anemia, y si llega al cerebro, daños neurológicos irreversibles. Sus síntomas son disminución de ciertas dificultades mentales, malestar estomacal, vómitos, dolor de cabeza, irritabilidad, pies pesados, etc. El mercurio se presenta líquido en la naturaleza y al ponerse en contacto en un ambiente acuático se transforma en un peligroso neurotóxico que se acumula, por medio de la cadena trófica, en los peces, fauna silvestre y ser humano. El mercurio se utiliza en manufactura de equipamiento eléctrico, lámparas, termómetros, pesticidas, pinturas y cosméticos, entre otros. La intoxicación por mercurio o mercurialismo se produce por exposición a este metal y daña los pulmones, el cerebro y los riñones. Los metales son recursos no renovables, escasos y en algunas ocasiones, si no son tratados con moderación son perjudiciales para el ser humano y el medio ambiente, por lo que es necesario promover acciones que apunten a su reducción, reciclaje, reúso o rechazo.
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