DOMINGO II DE NAVIDAD (inizio)
“Eché raíces en un pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su heredad”
* Eclo 24,1-4.8-12: “La sabiduría de Dios habitó en el pueblo escogido” * Sal 147,12-13.14-15.19-20: “La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros” * Ef 1,3-6.15-18: “Nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos” * Jn 1,1-18: “La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros”
Se presenta la sabiduría personificada y hablando de sí misma. El Libro de la Alianza no sólo contiene la sabiduría, sino que “la encarna”. Al igual que toda la creación fue obra de la Palabra, también lo fue la sabiduría. No es extraño que se puedan ver aquí apoyos del prólogo de san Juan.
El “Logos” puede entenderse desde la cultura hebrea (“dhabar”) o desde la griega. La semántica semita insiste más en la Palabra como interpelación de Dios y exigencia de fe. La significación griega puede comprenderse en Juan como progresiva iluminación del hombre y revelación del Misterio de Dios que se manifiesta a la humanidad.
El texto del Evangelio tiene una estructura literaria de corte hebreo. Se presentan círculos concéntricos girando en torno a una noticia-núcleo: “Pero a cuantos la recibieron (la Palabra), les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre”. Hay en la sociedad actual cierta tendencia al “maniqueísmo”: el bien y el mal se contraponen. Entender así la vida es simplista e irreal. El viejo dualismo ha quedado definitivamente zanjado desde Cristo. Se encarnó precisamente en lo que los gnósticos creían que era el mal. La luz puede triunfar sobre las tinieblas. En todo hay luz y hay que sacarla. Nada es definitivamente oscuridad, porque puede ser vencida desde Cristo. _ “...Algunos filósofos han dicho que todo es Dios, que el mundo es Dios (panteísmo); otros han dicho que el mundo es una emanación necesaria de Dios; otros han afirmado la existencia de dos principios eternos, el Bien y el Mal, la Luz y las Tinieblas, en lucha permanente, dualismo, maniqueísmo; según estas concepciones, el mundo sería malo, producto de una caída y por tanto se ha de rechazar y superar (gnosis), otros admiten que el mundo ha sido hecho por Dios, pero a la manera de un relojero, (deísmo)... Esta búsqueda es inherente al hombre” (285).
_ Oposición de las tinieblas a la luz:
“La Huida a Egipto y la matanza de los inocentes manifiestan la oposición de las tinieblas a la luz: ``Vino a su casa y los suyos no la recibieron'' (Jn 1,11). Toda la vida de Cristo estará bajo el signo de la persecución. Los suyos la comparten con Él. Su vuelta de Egipto recuerda el Éxodo y presenta a Jesús como el liberador definitivo” (530). _ “Mediante su razón el hombre conoce la voz de Dios que le impulsa a ``hacer el bien y evitar el mal''. Todo hombre debe seguir esta ley que resuena en la conciencia y que se realiza en el amor de Dios y del prójimo. El ejercicio de la vida moral proclama la dignidad de la persona humana” (1706). _ “Nuestra naturaleza enferma exigía ser sanada; desgarrada, ser restablecida; muerta, ser resucitada. Habíamos perdido la posesión del bien, era necesario que se nos devolviera. Encerrados en las tinieblas, era necesario que nos llegara la luz; estando cautivos, esperábamos un salvador; prisioneros, un socorro; esclavos, un libertador. ¿No tenían importancia estos razonamientos? ¿No merecían conmover a Dios hasta el punto de hacerle bajar hasta nuestra naturaleza humana para visitarla, ya que la humanidad se encontraba en un estado tan miserable y tan desgraciado?” (San Gregorio de Nisa, or catech, 5). “La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió”. “Vino a su casa y los suyos no la recibieron”. Pero permanece como Luz y como Vida, y su victoria sobre el pecado ha hecho posible el bien en el mundo.
LA EPIFANÍA DEL SEÑOR (inizio)
“Vayamos y preguntemos por Él; y ofrezcámosle nuestros dones de oro,
incienso y mirra”
* Is 60,1-6: “La gloria del Señor amanece sobre ti” * Sal 71,2.7-8.10-11.12-13: “Se postrarán ante ti, Señor, todos los reyes de la tierra” * Ef 3,2-3a.5-6: “Ahora ha sido revelado que también los gentiles son coherederos de la promesa” * Mt 2,1-12: “Venimos de Oriente a adorar al Rey”
El profeta se imagina la Ciudad Santa resplandeciente por la gloria de Dios que brillaba sobre ella, y refulgente por los regalos que vendrían de Madián y de Efá.
La estrella mesiánica de David es lo que quiere san Mateo que vean los destinatarios de su Evangelio alumbrando a Cristo, en quien se cumplen las profecías del Antiguo Testamento.
Mientras ni Herodes, ni los rabinos, ni aun el pueblo lo reciben ni aceptan, sí lo hacen los gentiles, los que venían de lejos. San Mateo quiere mostrarnos que la salvación es universal y así se manifiesta desde el principio. Anunciada ya en las dos lecturas anteriores, la vocación de los gentiles es llamada misterio revelado, que es tanto como decir, según el pensamiento paulino, el acontecimiento por excelencia. En un mundo donde cada vez hay menos fronteras, resulta extraño y anacrónico empeñarse en vivir en “guettos”, en particularismos. A la vez que se pregona la solidaridad universal se puede comprobar el apego a actitudes individualistas, a subjetivismos excluyentes... !Qué difícil entender desde estas situaciones la universalidad de la fe cristiana! _ “La Epifanía es la manifestación de Jesús como Mesías de Israel, Hijo de Dios y Salvador del mundo... La llegada de los magos a Jerusalén para ``rendir homenaje al rey de los judíos'' (Mt 2,2) muestra que buscan en Israel, a la luz mesiánica de la estrella de David, al que será el rey de las naciones. La Epifanía manifiesta que la ``multitud de los gentiles entra en la familia de los Patriarcas'' (San León Magno, serm. 23) y adquiere la ``israelítica dignitas''” (528). _ Liturgia y culturas:
“Por tanto, la celebración de la liturgia debe corresponder al genio y a la cultura de los diferentes pueblos. Para que el Misterio de Cristo sea ``dado a conocer a todos los gentiles para obediencia de la fe'' (Rm 16,26), debe ser anunciado, celebrado y vivido en todas las culturas, de modo que éstas no son abolidas sino rescatadas y realizadas por él. La multitud de los hijos de Dios, mediante su cultura humana propia, asumida y transfigurada por Cristo, tiene acceso al Padre, para glorificarlo en un solo Espíritu” (1204). “Hemos celebrado recientemente el día en que el Señor nació del pueblo judío; hoy celebramos aquel otro en que fue adorado por los gentiles, porque la salvación viene de los judíos (Jn 4,22), pero esta salvación se extiende hasta los fines de la tierra (Is 49,6); en aquel día le adoraron los pastores y hoy los Magos. A aquéllos se lo anunciaron los ángeles y a éstos una estrella. Los dos aprendieron del cielo, al ver al Rey del cielo en la tierra, que era la gloria de Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad, porque Él es nuestra paz que hizo de los dos pueblos uno (Ef 2,14)” (San Agustín, serm. 196,1).
Cuanto más clara es la estrella, más visible se hace el camino; cuanto más manifiesto se hace Cristo para todos, más apremiante es la llamada a reconocerlo y a adorarlo como único Señor.
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