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Énfasis Dar sentido a lo que se dice, acentuar lo que tiene más interés, poner énfasis ( equivale al subrayado en la expresión escrita) en aquellas partes –palabras o frases- en las que el emisor quiere llamar la atención de los que escuchan, es fundamental en la transmisión oral de las ideas. Lo que es la médula de un párrafo puede pasar muchas veces inadvertida por no cuidarse este aspecto tan importante de la dicción. El no valorar antes lo que es nervio del discurso, dónde ha de ponerse énfasis para que sobresalga la idea principal, hace difícil que entren con claridad en la mente de los que escuchan las ideas básicas del mensaje transmitido. Sin embargo, debemos procurar no caer en dos prácticas viciosas: por una parte el uso exagerado de la fuerza enfática, y por otra, el uso del énfasis de una manera continua. Si intentamos destacar un punto más allá de lo que su verdadero valor o importancia merecen, la audiencia perderá la fe en nuestra facultad de establecer unos juicios fundamentales; si, por otra parte, pretendemos recalcar todas las cosas por medio del énfasis, el resultado será que ninguna de ellas logrará destacar entre sus vecinas. La mejor práctica consiste en seleccionar las ideas realmente importantes, y apoyarse, únicamente en ellas, con el énfasis que merecen. Ejercicios 1. Una de las más conocidas Rimas de Bécquer se titula “ Las Golondrinas”. Durante décadas los declamadores las recitaban en tono apesadumbrado y triste, hasta que un gran declamador las dijo en tono colérico y de ira, hallando en el poema un matiz novedoso. Recite en voz alta, primero en tono de tristeza, y luego en forma colérica, el poema: Volverán las oscuras golondrinas En tu balcón sus nidos a colgar, Y otra vez con el ala a sus cristales Jugando llamarán; Pero aquéllas que el vuelo refrenaban Tu hermosura y mi dicha al contemplar, Aquéllas que aprendieron nuestros nombres, Ésas... ¡ no volverán! Volverán las tupidas madreselvas de tu jardín las tapias a escalar, Y otra vez a la tarde, aún más hermosas, sus flores abrirán. Pero aquéllas cuajadas de rocío, Cuyas gotas mirábamos temblar y caer, como lágrimas del día... Ésas... ¡no se abrirán! Volverán del amor en tus oídos las palabras ardientes a sonar; tu corazón de su profundo sueño tal vez despertará; pero mudo y absorto y de rodillas, como se adora a Dios ante un altar, como yo te he querido... desengáñate, ¡así no te querrán! 2. Diga la siguiente frase: El país puede permitirse los gastos que el homenaje ocasiona, en:
3. Con el objeto de subrayar exclusivamente en énfasis, haciendo abstracción del contenido, pronuncie en ocho segundos la secuencia numérica del 1 al 20, con énfasis en los números 3, 6, 9,12, 15 y 18. Varíe el tiempo empleado y cambie los números subrayados con la palabra.
7. Repita varias veces en alta voz, con pausas, tono y ritmo adecuados, los textos de discursos que se señalan, impresos precisamente sin signos de puntuación. Hemos escogido estos discursos a pesar de lo extemporáneo que resultan, precisamente por la excesiva presencia de inflexiones y exclamaciones que requiere. “ Para Cuba que sufre la primera palabra de altar se ha de tomar a Cuba para ofrendarle nuestra vida y no de pedestal para levantarnos sobre ella y ahora después de evocado su amadísimo nombre derramaré la ternura de mi alma sobre estas manos generosas que no a deshora por cierto acuden a dármele fuerzas para la agonía de la edificación ahora puestos los ojos más arriba de nuestras cabezas y el corazón entero sacado de mí mismo no daré gracias egoístas a los que creen ver en mí las virtudes que de mí y de cada cubano desean ni al cordial Carbonel ni al bravo Rivero daré gracias por la hospitalidad magnifica de sus palabras y el fuego de su cariño generoso sino que todas las gracias de mi alma las daré y en ellos a cuantos tienen aquí las manos puestas a la faena de fundar por este pueblo de amor que han levantado cara a cara del dueño codicioso que nos acecha y divide por este pueblo de virtud en donde se aprueba la fuerza libre de nuestra patria trabajadora por este pueblo culto con la mesa de pensar al lado de la ganar el pan y truenos de Mirabeau junto a artes de Roland que es respuesta de sobra a los desdeñosos de este mundo por este templo orlado de héroes y alzado sobre corazones yo abrazo a todos los que saben amar yo traigo la estrella y traigo la paloma en mi corazón. “ Discurso pronunciado por el cubano José Martí en el Liceo cubano de Tampa el 26 de noviembre de 1891. “ Ni el amor a la verdad ni aún el amor a la justicia bastan para que un sistema de educación obtenga del hombre lo que ha de hacer el hombre si a la par de esos dos santos amores no desenvuelve la noción del derecho y del deber la noción del derecho para conocer y practicar la libertad la del deber para extender prácticamente los principios naturales de la moral desde el ciudadano hasta la patria, desde la patria obtenida hasta la pensada desde los hermanos en la patria hasta los hermanos en la humanidad junto por tanto con el amor a la verdad y a la justicia había de inculcarse en el espíritu de las generaciones educadas un sentimiento poderoso de la libertad un consentimiento concienzudo y radical de la potencia constructora de la virtud y un tan hondo positivo e inconmovible conocimiento del deber de amar a la patria en todo bien por todo bien y para todo bien que nunca más resultara posible que la patria dejara de ser la madre alma de los hijos nacidos en su regazo santo o de los hijos adoptivos que trajera a su seno el trabajo la proscripción o el perseguimiento tenaz de un ideal.” Discurso pronunciado por el puertorriqueño Eugenio María de Hostos, en la investidura de los primeros maestros normales de la República Dominicana, año 1884. “ Tú oh paladín eras la resurrección de la epopeya ave Hatuei al sentirse hollada por ti se estremeció de júbilo la tierra acepta héroe sus viriles y ruidosos entusiasmos al saludarte al festejarte al glorificarte orgullosa y altiva el alma de la patria saluda y festeja y glorifica en ti el hondo sentimiento del heroísmo y de la gloria saluda y festeja y glorifica a Cuba libre al término de sus espantosas décadas sangrientas saluda y festeja y glorifica la radiosa trinidad que ha de alzarse triunfadora en el rebelde piélago caribe saluda y festeja y glorifica por último a América arrojando intrépida la carga de sus épicos dolores y de sus nefandas servidumbres y encarándose a los siglos sin amos libre heroica próspera ubérrima íntegra y gloriosa.” Discurso pronunciado por el dominicano Eugenio Deschamps en homenaje al generalísimo Máximo Gómez, en abril de 1900. |