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LA ECONOMÍA DE CARRERA (1ª PARTE): CONCEPTO Y VALORACIÓN Palabras clave: economía, carreras de fondo, entrenamiento, velocidad aeróbica máxima. ResumenTradicionalmente el consumo máximo de oxígeno ( ![]() ![]() Aunque su concepto y valoración pueden plantear algunas controversias, el análisis de la metodología empleada y sus limitaciones puede ayudar a esclarecer la verdadera utilidad de este parámetro que, de forma reciente, está cobrando protagonismo en la literatura científica pues se está relacionando a un mayor rendimiento, asociado a la mejora de los factores neuromusculares (p.e. “stiffness” muscular) y la capacidad anaeróbica. El objetivo de este trabajo es sintetizar qué factores influyen en la economía de carrera, tanto intrínsecos (variación biológica, estado psicológico y factores biomecánicos) como extrínsecos al corredor (calzado, superficie y factores ambientales), para así optimizar el desarrollo deportivo del atleta. En la parte final de esta revisión seleccionamos algunas de las estrategias más novedosas, planteadas en la bibliografía reciente, para mejorar la EC. Key Words: economy, distance running, training, maximal aerobic speed SummaryTraditionally, maximal oxygen uptake ( ![]() ![]() Althougth their concept and measuring could be controversial, the analysis of the employed method and their limitations can help to clarify the truth utility of this parameter that, in recent times, becomes important in scientific literature because it is in relationship with a better performance and associated to an improvement in neuromuscular factors (i.e. muscular stiffness) and anaerobic capacity. The aim of this work is to synthesize what factors influence on running economy, both intrinsec (biological variation, psychological state, and biomechanical factors) and extrinsec to the runner (shoe designe, surface nature, and climatic conditions) to optimize the career development of the athlete. In the final part of this revision we have selected some of the more innovating strategies encountered in the recent bibliography to improve RE. 1. INTRODUCCIÓNDesde los trabajos clásicos del Premio Nobel A.V. Hill, allá por los años veinte (Hill y Lupton, 1923), el paradigma del ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() El otro parámetro más utilizado para la valoración en el rendimiento en carreras de fondo y en otras especialidades de resistencia es el Umbral anaeróbico (UAn) (Wiswell et al., 2000). El UAn representa el punto en el cual la relación entre producción y eliminación del ácido láctico no mantiene su equilibrio, empezando a incrementarse de esta forma su concentración en sangre. Éste parámetro expresado como un % del ![]() ![]() Pero estos dos factores, ![]() En el presente artículo abordaremos el estudio de este concepto, complejo en su naturaleza por la multitud de factores fisiológicos, biomecánicos e incluso psicológicos implicados, teniendo en cuenta las consideraciones metodológicas necesarias para su estudio, y destacando la importancia de los factores neuromusculares que han tenido últimamente un amplio tratamiento en la literatura científica relacionada con el rendimiento en carreras de fondo. Finalmente completaremos la revisión con el estudio de los trabajos recientes más novedosos y originales en los que se ha conseguido manipular satisfactoriamente la EC como variable dependiente. F ![]() ig. 1. Comparación de la EC, Velocidad aeróbica máxima (VAM) y ![]() ![]() ![]() ![]() 2. DEFINICIÓN Y CONCEPTO DE ECONOMÍA DE CARRERA (EC)Para la producción de trabajo físico es necesario un aporte de energía que, dependiendo de la intensidad del mismo, va a suponer que esa energía provenga preponderantemente de unas vías metabólicas determinadas. De las vías metabólicas existentes, la aeróbica es la que mejor nos permite estimar la producción de energía metabólica interna por la medición de la captación de oxígeno, puesto que cuanto más oxígeno es captado, mayor es la cantidad de energía aerobia liberada. De esta forma, siempre que intentemos estimar la energía producida por un sujeto, preferiremos intensidades de trabajo en las que predomine el metabolismo aeróbico, ya que las zonas de intensidad en las que empieza a destacar el metabolismo anaeróbico presentan dificultades metodológicas para la estimación de la energía producida. La eficiencia del trabajo producido viene determinada por la relación entre la cantidad de energía liberada por unidad de tiempo, o potencia metabólica interna, y el trabajo externo efectuado (Åstrand y Rodahl, 1986). Así: (EM) = W / E – e * 100 donde: (EM) es la eficiencia mecánica, (E) es la producción gruesa de energía, (W) es el trabajo externo, (e) es la tasa metabólica en reposo. Debe hacerse notar que la eficiencia es neta, pues expresa la diferencia entre el gasto en reposo y el gasto energético durante la actividad. Pongámonos en el caso de los corredores B y C de la Figura 1. Si el corredor C consume unos 900 J en recorrer un metro a su velocidad aeróbica máxima (20 km·h-1), mientras el corredor B consume 850 J a esa misma velocidad, asumiendo que los dos tienen un dispendio basal de 50 J y que el trabajo real en recorrer esa distancia a esa velocidad es de 225 J, tendríamos que: EC = 225 / 900 - 50 * 100 = 26.47% EB = 225 / 850 - 50 * 100 = 28.12% La eficiencia delta (EΔ) se determina a partir de la relación o diferencia entre una carga de trabajo determinada y su incremento (deVries, 1986). Así: (EΔ) = ΔW / ΔE * 100 donde: (ΔW) es el equivalente calórico del incremento en el trabajo de salida por encima de la tasa de trabajo previa, (ΔE) es el incremento en gasto calórico por encima del correspondiente a la tasa de trabajo previa. En general la eficiencia de la locomoción humana andando, corriendo y pedaleando varía entre el 20 y el 30% (McArdle y col., 1990). El problema de estos cálculos es que no se está midiendo realmente la potencia mecánica producida, puesto que siempre se está ejecutando trabajo no cuantificable que puede o no estar incidiendo positivamente en la producción del movimiento. Podemos así afirmar que las mediciones exactas de eficiencia no son posibles en los movimientos deportivos. Ésta es la razón por la que se prefiere hablar de “Economía de movimiento” (EM) (Frederick, 1992). La EM se define como la potencia metabólica relativa o energía relativa a la ejecución de una tarea determinada. Como el trabajo externo realizado se expresa como la fuerza que actúa por una distancia vertical, esto es relativamente fácil de calcular en pruebas con ergometría o que supongan la elevación de la masa corporal. En ejercicios horizontales tales como andar o correr, el cálculo de la salida externa de trabajo no es posible con este método, por lo que los requerimientos de energía metabólica son generalmente estimados a partir del consumo de oxígeno y a ritmo estable (McArdle y col., 1990). En el caso de la carrera hablaremos por lo tanto de “Economía de carrera” (EC). La EC se define así como el estado mantenido del consumo submáximo de oxígeno a una velocidad de carrera determinada (ml·kg-1·min-1). Conceptualmente se refiere a correr una mayor distancia para un consumo de oxígeno dado o a consumir menos oxígeno mientras se corre una distancia determinada. Así, la EC también se puede expresar como el volumen de oxígeno consumido por distancia cubierta (ml·kg-1·m-1), o también por la distancia cubierta por el volumen de oxígeno consumido (m·ml-1·kg-1). Otros de los términos empleados son el de “demanda aeróbica de la carrera” (Morgan et al., 1995) y el “coste energético de la carrera” (Di Prampero, 1986). Según di Prampero (1986), la potencia metabólica requerida (Er) para correr una distancia determinada d en un tiempo t se obtiene del producto del coste energético de la carrera (Cr) y la velocidad (v = d.t-1). Así: Er = Cr.v = Cr.d.t-1 donde Cr es la cantidad de energía metabólica gastada para correr una unidad de distancia. Para un sujeto y una distancia determinados, el tiempo más corto se alcanzará cuando Er sea igual a la máxima potencia metabólica individual (Emáx). Siendo Emáx una función decreciente de t, depende así de su máxima potencia aeróbica (MPA) y de la máxima cantidad de energía derivada de la total utilización de las fuentes de energía anaeróbicas (AnF). Según este enfoque, pueden predecirse las mejores marcas individuales con un nivel de exactitud satisfactorio (di Prampero et al., 1993). Las limitaciones vienen dadas por la necesidad de establecer un ritmo constante que coincida con el tiempo hasta la extenuación en esa distancia, además de subestimar el tiempo final a causa de la fase de aceleración en el inicio de la carrera (di Prampero, 1992). De las variables que maneja este enfoque, la Cr es la única que influye más efectivamente en el rendimiento a pesar de la distancia o tiempo, a diferencia de la MPA o la capacidad anaeróbica, cuya importancia relativa en el rendimiento final es más dependiente de la distancia o tiempo empleados, lo que refuerza más si cabe la importancia de la EC como parámetro de rendimiento. Paradójicamente, mientras sí está muy claro cómo modificar estos dos últimos factores con el entrenamiento, aún no existe un consenso acerca de cómo mejorar la economía de carrera con el entrenamiento (Capelli y di Prampero, 2000). Las implicaciones que la EC introduce aluden a la necesidad de ser económico en las carreras de fondo por dos razones fundamentalmente:
3. CONSIDERACIONES METODOLÓGICAS PARA LA VALORACIÓN DE LA EC Antes de proceder a la valoración de un corredor o grupo de corredores, se debe controlar o minimizar el efecto de una serie de variables que, intrínseca o extrínsecamente a los sujetos, deteriora o invalida la calidad de los resultados obtenidos. Este punto es de vital importancia tanto si procedemos a la evaluación de la EC en grupos diferenciados de corredores (p.e. sexo, edad, nivel de entrenamiento...), como si queremos observar el efecto de una o varias variables independientes (p.e. un tipo de entrenamiento, la fatiga, la altitud,...) sobre la EC como variable dependiente, puesto que el error acumulado al no contemplar determinadas limitaciones metodológicas falsea totalmente los resultados. Esto se agudiza en los casos en que la diferencia entre el pre- y el post-test es bastante reducida, muy probable en los estudios relativos a la EC, tanto más cuanto más experta sea la población a estudiar. 3.1 Cinética del consumo de oxígeno a velocidades submáximas Debido a que corriendo a velocidades submáximas el ritmo estable de consumo de oxígeno no suele alcanzarse antes de los 3 min (Xu y Rhodes, 1999), Svedenhag (2001) recomienda que cada estadio de velocidad submáximo dure al menos 4 min para poder asegurar, de esta manera, que se ha alcanzado una cinética estable en el consumo de oxígeno. En la exhaustiva revisión que de la cinética del O2 realizan Xu y Rhodes (1999), podemos tomar la existencia de un “componente lento” en la cinética de oxígeno, definido como el estadio mantenido de oxígeno, alcanzado en los dominios pesado y severo de ejercicio, que supera al calculado a partir de la relación entre el trabajo y la cinética de oxígeno en el dominio moderado. Este componente lento, que se puede también definir como la diferencia entre el ![]() EC. 3.2 Familiarización con el protocolo Como cualquier protocolo de valoración, los sujetos han de conocer la metodología empleada, además de participar libre y voluntariamente. Al margen de lo apropiado o no del protocolo para la medición de diferentes parámetros de estudio, parece razonable la preferencia por el uso de aquellas pruebas que le sean familiares a los sujetos, con lo que en el caso de no haber tenido experiencias previas con el protocolo elegido, es preferible una periodo de aprendizaje y familiarización con el mismo. Una situación muy común, en el caso de la valoración en laboratorio, es la acomodación al tapiz rodante, ya que si nos referimos a sujetos no entrenados y en corredores noveles o inexpertos, la falta de adaptación al tapiz podría perjudicar la mecánica de carrera. En este sentido, está comúnmente aceptado que un periodo de acomodación de 30 min. para corredores habituados al tapiz y un periodo de 60 min. para corredores no habituados, es suficiente para establecer un patrón de carrera estable en una sesión previa a la de toma de datos (Cavanagh and Williams, 1982). Es evidente que este problema no está presente en las pruebas de valoración en pista. Lo mismo ha de tenerse en cuenta respecto de cualquier artilugio o mecanismo empleado en el muestreo de algún parámetro fisiológico (p.e. un analizador de gases), que con la incomodidad que en el sujeto pudiera generar, resta carácter ecológico a la prueba de valoración. En este sentido, están cobrando cierta notoriedad todos los artilugios de muestreo telemétrico, tales como pulsómetros o analizadores de gases portátiles, que además de su comodidad y facilidad de uso, permiten estudiar a los deportistas en situaciones reales y específicas de rendimiento. Al respecto, parece de cierto interés el uso del sistema GPS para el control de la velocidad de carrera en situación real y en una gran variedad de situaciones (Larsson, 2003). 3.3 Variabilidad de la EC Con las anteriores premisas presentes, varios autores han estudiado la variación intra-individual del ![]() Posteriormente Morgan et al. (1994) hallaron unos CV similarmente bajos en atletas hombres y mujeres bien entrenados en pruebas a diferentes velocidades en días consecutivos y no consecutivos, determinando un CV máximo de 2.03% en hombres y de un 2.17% en mujeres, que mostraban una variabilidad menor cuanto mayor era la velocidad, y una variabilidad ligeramente mayor con el incremento de las sesiones observadas. En otro estudio posterior, Morgan et al. (1995) concluyeron que no existen diferencias en la variabilidad intra-grupos entre cuatro categorías de corredores diferentes: elite, sub-elite, buenos y no entrenados. Pereira y Freedson (1997), controlando factores como la dieta y la carga de trabajo relativa, no encontraron diferencias significativas entre corredores altamente entrenados y moderadamente entrenados, con un CV medio de 1.90%, determinando que un 94% de la variabilidad era atribuible a la variabilidad biológica y el 6% restante al error tecnológico. En esta línea, Saunders et al. (2004), en un estudio longitudinal de tres años, comprobaron que cambios por encima del 2.4% en la EC, en corredores de fondo de elite, son perfectamente atribuibles al efecto del entrenamiento y no relacionados con el error típico. En lo referente a la variabilidad de la EC en niños, todavía no disponemos de estudios suficientes, aunque Keefer et al. (2000) consiguieron unos CV de 2.17% en niños no corredores de 6 años de edad, en un periodo de dos semanas con una sesión de familiarización de 15 min. en el tapiz rodante. Los sujetos tuvieron 3 intentos de 5 min. en las dos primeras sesiones. En la sesión 3 los sujetos sólo completaron un intento. En todos los casos, se midió el aire expirado los dos últimos minutos de cada prueba. Según Davies et al. (1997) una explicación para la incongruencia en los resultados relativos a la EC al comparar corredores de diferente sexo, podría estar en el método de ajuste estadístico, que podría no estar controlando adecuadamente las diferencias en tamaño corporal. Ellos comparan el empleo del valor relativo, el cálculo de los exponentes de una escala alométrica (1.07 en hombres y 0.86 en mujeres), y el análisis de la covarianza (ANCOVA), revelándose los tres métodos como válidos para el control de la variabilidad, no encontrando diferencias en la EC en dos grupos de corredores de ambos sexos a 3.58 m·s-1. Por último, cuando se trata de realizar estudios sobre la relación de diferentes variables con la EC con análisis estadístico multivariante (Pate et al., 1992), ha de tenerse especial cuidado en cuanto a las características y número de los sujetos estudiados, porque puede ser la mayor o menor dispersión de los datos referido a cada característica estudiada, la que determine la falta de validez externa del instrumento estadístico empleado. En este sentido, Williams (1990) señala que cuanto mayor es el número de variables obtenidas, mayores son las posibilidades de encontrar correlaciones estadísticamente significativas debidas únicamente al azar, y que a menudo existen correlaciones altas entre las diferentes variables. Una solución a este problema es recoger datos de un gran número de variables y luego proceder a identificar series independientes de variables usando un análisis factorial, con lo que se seleccionarían las variables que mejor explicasen esa EC. En la misma línea, nos parecen interesantes las conclusiones a las que llegan Morgan et al. (1991) en un estudio doble en el que compararon la variabilidad de la EC y los parámetro mecánicos en corredores varones entrenados. Así, reseñan que tanto la reproducibilidad día a día de la EC, con una media en los CV de 1.32%, como la reproducibilidad de las medidas cinéticas y cinemáticas de la zancada, eran muy altas, aunque la reproducibilidad día a día era menor para los parámetros cinéticos que para los cinemáticos. Además, de 22 variables estudiadas, sólo tres (el pico de velocidad resultante de la articulación del tobillo, la amplitud de paso y el tiempo de balanceo de la pierna libre) demostraron diferencias estadísticamente significativas día a día. En conjunto, estos resultados sugieren que, si se controla el entorno experimental, no se requieren múltiples intentos para la valoración de la EC si el tamaño de la muestra es suficiente. Si embargo, si la muestra es insuficiente o si se estudian a fondo los datos individuales, al menos deben asegurarse dos mediciones. Tabla 1. Aspectos metodológicos a tener en cuenta en la valoración de la EC
4. CONCLUSIONES La economía de carrera, entendida como la eficiencia metabólica a una velocidad de carrera determinada, es un importante factor de rendimiento que, por definición, puede explicar y predecir las marcas individuales en carreras de fondo y mediofondo. Habida cuenta de que es un parámetro que presenta un bajo error típico en su determinación, si se controlan una serie de factores y variables metodológicas, la EC puede servir como un índice de rendimiento válido y fiable, de mucho interés para el estudio y la valoración del rendimiento en carreras de resistencia. 5. BIBLIOGRAFÍA Åstrand, P. O., y Rodahl, K. (1986). Fisiología del trabajo físico: bases fisiológicas del ejercicio (2ª ed.). Buenos Aires: Editorial Médica Panamericana. Bassett, D.R. JR., and Howley, E.T. (2000). Limiting factors for maximum oxygen uptake and determinants of endurance performance. Med. Sci. Sports Exerc., 32(1): 70-84. Capelli, C., and Di Prampero, P.E. (2001). 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