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EL PROBLEMA DEL TRABAJO PRODUCTIVO Mariano Fernández. Enguita La mayoría de los autores marxistas sostienen un concepto del trabajo productivo que restringe éste al de los obreros industriales que trabajan para el capital. Quedan fuera, por consiguiente, los trabajadores asalariados de los servicios, el comercio y las finanzas. Algunos de entre ellos, además, consideran que el concepto de trabajador productivo es idéntico al de clase obrera, con lo cual son excluidos de ésta los trabajadores asalariados ya citados y, a fortiori, los del Estado, cualesquiera que sean sus condiciones de trabajo. Por otra parte, la conceptualización del trabajo productivo como aquel y solamente aquel que se materializa en objetos distintos —en «mercancías», se dice, lo cual es, a su vez, un concepto restrictivo y nada marxista de la mercancía— sirve de base a profecías económicas catastrofistas, según las cuales una cantidad cada vez mayor de capitales pugnaría por una cantidad cada vez menor de plus valor. Este artículo se propone demostrar, en primer lugar, que tan productivos como el trabajo industrial —y el trabajo asalariado agrícola— son el trabajo de servicios, la inmensa mayor parte del trabajo comercial y una parte del trabajo para el capital financiero. Para ello discutiremos a lo largo del mismo los textos de Marx al respecto y las posiciones de A. Smith y de algunos autores contemporáneos. Demostraremos que el concepto de trabajo productivo nada tiene que ver con que su resultado sea o no un objeto independiente y 93 trataremos de explicar las dificultades que la teoría económica marxiana y marxista ha encontrado al abordar el problema. Finalmente, argumentaremos de manera muy breve que el concepto de trabajo productivo no tiene ninguna aplicación directa en el análisis de las clases sociales. El primer texto en el que Marx aborda, en varias ocasiones, el problema con cierto detalle son los Grundrisse. En uno de los encabezamientos de sus cuadernos se refiere a la contradicción del capital con «el trabajo productivo (vale decir, con el que conserva y acrecienta el valor)» \ y a renglón seguido anuncia la dicotomía: «Trabajo productivo y trabajo como prestación de servicios». Ya en el texto se refiere al «trabajo que crea valor, o sea, el productivo», y lo distingue del trabajo como servicio: «El trabajo como mera prestación de servicios para la satisfacción de necesidades directas, nada tiene que ver con el capital (...) Cuando un capitalista se hace cortar la leña para asar su mutton, no sólo el que la corta se sitúa respecto a él, sino él mismo respecto al leñador dentro de una relación de intercambio simple (...) Así ocurre con todas las prestaciones de servicios que los trabajadores intercambian por el dinero de otras personas y que son consumidas por estas personas. Este [intercambio (término introducido por el traductor, a mi juicio innecesariamente, MFE)] es un consumo del rédito, y como tal corresponde siempre a la circulación simple, no a la del capital. Como ninguna de las partes contratantes se enfrenta a la otra como capitalista, esta prestación del que sirve no se puede incluir en la categoría de trabajo productivo» 2. Y, más adelante, en políglota: «El fact es que estos trabajadores indeed, son productivos as jar as they increase the capital of their master» 3. (El hecho es que estos trabajadores —se refiere a los que producen artículos de lujo innecesarios—, en efecto, son productivos en la medida en que aumentan el capital de su patrón. Se trata de una cita modificada de Malthus, que define al productive labourer como he that directly augments bis master's wealth.) «Con mayor exactitud —escribe poco más adelante—, tenemos que de hecho la verdadera definición de trabajador productivo consiste en lo siguiente: un hombre que no necesita ni exige más que lo estrictamente necesario para estar en condiciones de procurar a su capitalista el mayor beneficio posible.» Pero rápidamente comprende y añade: «All this nonsense» 4, todo esto carece de sentido. Otras definiciones se suceden: «Trabajo productivo es únicamente aquel que produce capital» 5. Reproduce de nuevo la cita de Malthus, esta vez literalmente, y añade: «La expresión es demasiado abstracta, ya que en esta 1 K. MARX, Elementos fundamentales para la crítica de la economía política, vol. I, p. 206 (edición de José Aricó, Miguel Murmis y Pedro Scaron; traducción de Pedro Scaron), Siglo XXI, Madrid, 5.a ed., 1976. 2 Ibid., p. 213. 3 Ibid., p. 214. \ 4 Ibid., p. 215. 5 Ibid., p. 245, en nota. 94 formulación se aplica igualmente al esclavo. La master's wealth, en lo que toca al obrero, es la forma de la riqueza misma en su relación con el trabajo, el capital. Productive labourer he that directly augments capital»6. Enseguida viene otro pasaje de más interés, por lo que veremos más tarde: «La cuestión de si el capital es o no productivo, es absurda. El trabajo mismo sólo es productivo al incorporarse al capital (...)»7. Ahora surge una dificultad, pues no es ocioso el orden en que Marx ha escrito sus distintas obras, al menos desde el momento en que, caso de haber contradicción entre unas y otras, parecería legítimo considerar como definitivo lo dicho en la última de ellas (luego veremos que Mandel hace de esto un argumento: por eso lo traemos a colación). Se tiende a pensar, a primera vista, que los libros, secciones y capítulos de El capital fueron escritos por Marx en el mismo orden en que están numerados o en que más tarde serían editados, así como que las Teorías sobre la plusvalía, como parece indicar su carácter fragmentario, deben ser excluidas de esta secuencia y situadas en un período anterior. La realidad es ésta: entre los años 1861-1863, Marx elaboró un original formado por veintitrés cuadernos en cuarto, con un total de 1.474 páginas, titulado Zur Kritik der politischen ükonomie (Contribución a la crítica de la economía política). De este manuscrito habrían de salir las Teorías sobre la plusvalía, el llamado Capítulo VI de El capital —o Resultados del proceso inmediato de producción— y los materiales que Engels publicaría en 1885 como libro II de El capital. Los años inmediatamente siguientes son para Marx años de intensa actividad como dirigente de la recién creada Asociación Internacional de Trabajadores, y sólo en 1866 se pone a la tarea de dar forma definitiva al libro I de El capital, que verá la luz al año siguiente, al tiempo que prepara los materiales del libro III (que publicará Engels en 1894). Es evidente que una buena parte de las ideas desarrolladas en este libro I ya lo habían sido ocho o diez años antes, en la Contribución a la crítica de la economía política y los Grundrisse, lo que no puede decirse tanto del libro II y, sobre todo, del III, pero esto no nos debe impedir una constatación: en general, la redacción hecha por Marx del libro I es posterior a la de los materiales que sirvieron de base al libro II. Si a esto añadimos que el propio Marx corrigió y modificó parcialmente una segunda edición del libro I en 1873, y que ni siquiera el autorizado carácter de albacea testamentario de Engels respecto a la obra de Marx es garantía suficiente de una perfecta fidelidad al espíritu y a la letra de la misma, se entenderá mejor nuestra sugerencia: acordar mayor autoridad, en su caso, al libro I que al libro II de El capital. El segundo texto al que vamos a recurrir se encuentra en las Teorías sobre la plusvalía, y consiste en una exposición y discusión de la distinción entre trabajo productivo y trabajo improductivo que lleva a cabo Adam Smith. 6 Ibid., p. 246, en nota. 7 Ibid., p. 249. 95 95 Veamos primero qué dice Smith. En el capítulo tercero del libro segundo de La riqueza de las naciones aparecen, sucesivamente, cuatro formas de distinguir o definir los trabajos productivo e improductivo. La primera se atiene a que añadan o no valor al objeto sobre el que se ejercen: «Hay un tipo de trabajo que aumenta el valor del objeto a que se aplica; hay otro que no produce tal efecto. El primero, en la medida en que produce un valor, puede ser llamado trabajo productivo; el segundo, improductivo» 8. En la explicación subsiguiente ya no sólo aparece el valor, sino el plusvalor: «el trabajo del obrero de la manufactura añade, por lo general, al valor de los objetos sobre los que trabaja, el de su propio mantenimiento y el del beneficio de su patrón. El trabajo de un sirviente doméstico, por el contrario, no añade nada» 9. Esta imprecisión entre trabajo que produce valor y trabajo que produce, además, plusvalor se mantendrá de forma constante en Smith. La segunda forma de clasificación se refiere a si el precio pagado por el trabajo es repuesto o no: «Aunque el patrón adelante al obrero de la manufactura su salario [craso error de Smith, pues es el obrero quien adelanta su trabajo al fabricante, que sólo lo paga una vez usado; sólo adelanta el salario desde el punto de vista del producto final], en realidad no le cuesta nada, pues el valor de ese salario es generalmente recuperado, junto con un beneficio, en el valor aumentado de la materia a la que el trabajo ha sido aplicado. Pero el mantenimiento de un sirviente doméstico no se recupera nunca» 10. La tercera división depende de que el trabajo se fije o no en una mercancía material: «El trabajo del obrero de la manufactura se fija o realiza en un objeto particular o mercancía vendible, que dura al menos algún tiempo después de realizado el trabajo. (...) El trabajo del sirviente doméstico, por el contrario, no se fija ni realiza en ningún producto particular ni mercancía vendible. Sus servicios perecen por lo general en el mismo instante de su prestación, y raramente dejan tras de sí alguna huella o valor con los que se pueda procurar después una cantidad igual de servicio»11. La cuarta y última distinción depende de que el trabajo se cambie por capital o renta: «La parte del producto anual de la tierra y el trabajo de un país que repone un capital, nunca se emplea de forma inmediata para mantener otra cosa que no sean brazos productivos. Solamente paga los salarios del trabajo productivo. La que es destinada de inmediato a la constitución de una renta, sea como beneficio o como rédito, puede mantener indistintamente brazos productivos o improductivos. (...) Los trabajadores improductivos, y los que no trabajan en absoluto, son todos mantenidos con renta» 12. 8 A. SMITH, The Wealth oj Nations, pp. 429-430, Penguin, Harmondsworth, 5.a reimpresión, 1977; ed. castellana, Orbis, S. A. Ediciones, 1983. 9 Loc. cit. 10 Loc. cit. 11 Loc. cit. 12 Ibid., p. 432. 96 Es fácil ver que, en realidad, las versiones primera, segunda y cuarta son una misma, salvas las imprecisiones cometidas por Adam Smith: producir plus valor, cambiarse por capital o ser repuesto como parte del capital «adelantado», son todas determinaciones del trabajo que es cambiado por capital, o que produce capital —puesto que reproduce su propio valor más un plusvalor ambos como capital—. Por eso, Marx sólo habla de dos definiciones del trabajo productivo por Smith: «en cuanto trabajo que se cambia por capital» 13 y «en cuanto que se realiza en mercancías» 14. «Smith expone continuamente dos teorías», afirma Marx, pero la primera es «la única exacta de las dos» 15. Este apartado de las Teorías sobre la plusvalía tiene un peligro: resulta difícil con frecuencia determinar cuándo se limita Marx a exponer lo que dice Smith y cuándo añade cosas de su propia cosecha. Tampoco está perfectamente claro, ni mucho menos, cuándo recoge lo dicho por Smith con aprobación o por simple obligación de historiador. No obstante, creemos poder afirmar, en base al comienzo citado, que Marx hace suyo todo lo que concierne a la primera teoría de Smith —salvo las imprecisiones sobre el valor y el plusvalor—, pero no, en cambio, la segunda; cuando hayamos establecido mejor lo que significa la distinción entre trabajo productivo e improductivo para Marx se verá que esta afirmación tiene mucho más sentido que el que pueda darle una cita aislada sobre cuál es «la única» teoría exacta. Por esta razón, y porque la cuestión de la materialidad del resultado del trabajo productivo hemos de dejarla para después y nos será de la máxima utilidad el estudiarla precisamente en relación con el tratamiento que hace Marx aquí de la teoría smithiana del trabajo productivo como el que «se realiza en mercancías», ahora nos limitaremos a ver la primera parte, la que lo define como trabajo que se cambia por capital. En esta parte, Marx explica lo que postula Smith, pero utilizando para ello su propia terminología. «Trabajo productivo, desde el punto de vista de la 13 K. MARX, Teorías de la plusvalía, vol. I, p. 134; probable traducción de la Editorial Progreso (Moscú), reproducida por Cartago (Buenos Aires, 1956) y, posteriormente, por Comunicación (Madrid, 1974), que es la edición que nosotros utilizaremos. Indirectamente, pues, esta edición se basa en la preparada por Kautsky con unos criterios de selección y ordenación bastante arbitrarios en ocasiones; la única otra traducción al castellano, de Wesceslao Roces (Fondo de Cultura Económica, México, 1947), se basa también en esta edición. Dietz Verlag (Berlín Oriental) ha hecho una edición mucho más fiable y seria en el tomo XXVI de las Marx-Engels-Werke, en tres volúmenes. No obstante, utilizaremos la edición castellana de Comunicación, previa consulta con la de Dietz y con las correcciones o precisiones que resulten necesarias. Las dos versiones presentan diferencias notables, como, por ejemplo, en este caso, en que la versión al castellano de Kautsky, debido al editor o al traductor, habla del trabajo productivo «en cuanto productor de capital», lo que es radicalmente distinto. No obstante, para no hacer más farragoso todavía el aparato de citas bibliográficas, nos limitaremos a reseñar la página de la edición castellana aun cuando introduzcamos modificaciones, salvo excepción. 14 Ibid., p. 138; «en cuanto productor de mercancías» en la edición castellana —último ejemplo. |