TEMA
EL SECTOR SECUNDARIO
EL SECTOR SECUNDARIO Y SU IMPORTANCIA
MATERIAS PRIMAS Y FUENTES DE ENERGÍA
EL PROCESO DE INDUSTRIALIZACIÓN EN ESPAÑA
REPERCUSIONES DE LA PERTENENCIA A LA U.E. SOBRE LA INDUSTRIA ESPAÑOLA
LAS CARACTERÍSTICAS DE LA INDUSTRIA ESPAÑOLA
LOS PAISAJES INDUSTRIALES
LA ACTIVIDAD INDUSTRIAL EN EXTREMADURA
BIBLIOGRAFÍA:
- MÉNDEZ, Ricardo.: Las actividades industriales. Editorial Síntesis, Madrid, 1990, «Los espacios industriales». En PUYOL, ESTÉBANEZ y otros; Geografía humana. Cátedra, 1988.
- MOLINA IBÁÑEZ, M., y RODRÍGUEZ POSE, A.: «Las actividades industriales: fundamento de la dualidad desarrollo-subdesarrollo». En PUYOL, R. (ed.): Geografía humana. Ed. Pirámide, 1990.
- TAMAMES, Ramón: Diccionario de economía y finanzas, Alianza Editorial.
1.- ELSECTOR SECUNDARIO Y SU IMPORTANCIA El sector secundario o industrial es aquel que engloba todas aquellas actividades económicas de un país destinadas a la transformación de las materias primas en productos semielaborados o elaborados. Distinguimos dos tipos de industrias:
Industrias pesadas: que utilizan gran cantidad y volumen de materias primas. Sus productos se denominan semielaborados o bienes de equipo. Se trata de máquinas y herramientas que sirven para producir bienes de consumo.
Se dividen en:
Industrias básicas (primera elaboración de las materias primas):
Extractivas o mineras (carbón, hierro, petróleo, gas natural, etc.)
Industrias metalúrgicas (siderurgia-hierro y acero-, metalurgia del aluminio, del cobre, etc.)
Industrias químicas de base (utilizan carbón, petróleo, gas, … Proporcionan productos semielaborados a la industria química de consumo)
Industrias de bienes de equipo (utilizan productos semielaborados como materias primas procedentes de la industria pesada de base):
Industrias mecánicas (fabrican vehículos, aviones, barcos-astilleros-, trenes, máquinas, herramientas, material eléctrico, etc.)
Industrias de la construcción (construcción de edificios, puentes, presas, aeropuertos, etc.)
Industrias ligeras o de bienes de uso y consumo: que proporcionan bienes para el consumo directo, transformando todo tipo de productos semielaborados, o bien materias primas agrícolas, ganaderas, pesqueras, etc.
Algunos ejemplos son:
las alimentarias (Utilizan como materias primas los productos agrícolas, ganaderos y pesqueros para la elaboración de pastas, zumos, conservas, congelados,…).
Las textiles (utilizan como materia prima algodón, lana, lino, fibras artificiales, etc. para la elaboración de tejidos y la confección de prendas).
Las industrias químicas ligeras (fabrican productos farmacéuticos, perfumes, colorantes, plásticos, droguería, fertilizantes,…).
La importancia de las actividades industriales se pone de manifiesto al señalar que el proceso de industrialización ha sido el principal impulsor del desarrollo económico. Sin embargo, su desigual distribución ha conllevado diferencias socioeconómicas entre las CC.AA. y marca la organización espacial española actual. En la actualidad, su importancia ha decrecido*, como consecuencia del proceso de terciarización económica, y esto ha ocasionado:
una disminución del empleo industrial (29% de la población activa en 2001 -18,5% industria y 10,5% construcción-).
El decrecimiento de su aportación al PIB nacional (27% para el año 2001 – 18,8% la industria y 8,2% la construcción).
La pérdida de su condición de motor económico a favor del sector terciario y de las actividades cuaternarias
Asimismo, como consecuencia de los cambios sociales, políticos y económicos acaecidos en España en las últimas décadas se ha producido una importante transformación en la industria de nuestro país. NOTA*: LOS ÚLTIMOS DATOS DISPONIBLES DE POBLACIÓN ACTIVA Y APORTACIÓN AL PIB SON LOS SIGUIENTES: POBLACIÓN ACTIVA (DATOS DEL TERCER TRIMESTRE DEL 2006): AGRICULTURA-4,59%; INDUSTRIA-16,53%; CONSTRUCCIÓN-13,02%; SERVICIOS-65,86%. APORTACIÓN AL PIB (DATOS DEL AÑO 2005): AGRICULTURA-3,5%; INDUSTRIA-28,5%; SERVICIOS-68%.
2.- MATRIAS PRIMAS Y FUENTES DE ENERGÍA (estudiar a partir de los puntos 2 y 3 del tema 12 del libro de texto de Bruño):
3.- EL PROCESO DE INDUSTRIALIZACIÓN EN ESPAÑA: 1.- FASE INICIAL DEL PROCESO (1850-1900):
La industrialización en España sufrió el retraso de un siglo debido a la coincidencia de una serie de factores negativos:
Falta de reservas carboníferas adecuadas, ya que nuestro carbón era poco adecuado y su extracción además era cara y peligrosa.
La limitada capacidad de demanda de la población española, tanto por el bajo crecimiento demográfico como por las pobres rentas campesinas.
Los conflictos político-militares que asolaron el país en el siglo XIX.
La pervivencia de una estructura social fuertemente jerarquizada, con la riqueza asociada a la tierra y la carencia de una burguesía emprendedora.
Consecuencia de ello, no sólo fue el atraso industrializador, sino también la consolidación de España como país periférico respecto a los centros dominantes, se convierte en un país importador de manufacturas, capitales y tecnología, exportando materias primas.
Se dio la entrada masiva de capital exterior que se dirigió a dos sectores básicamente: la construcción del ferrocarril y la explotación minera.
La construcción del ferrocarril favorecerá la constitución de un mercado nacional y contribuye al desarrollo de la industria siderúrgica; asimismo, el desarrollo de una política estatal proteccionista favorecerá la producción nacional y la constitución de grandes monopolios, que permitirá que a finales del siglo XIX se desarrolle una industria siderúrgica y textil en torno a focos muy localizados (Andalucía, Asturias, País Vasco y Cataluña) cercanos a las materias primas y próximas a los puertos. Posteriormente, en base al crecimiento de la red ferroviaria y a una población creciente, se desarrollará en Madrid una industria especializada en bienes de consumo. 2.- FASE DE CRECIMIENTO INDUSTRIAL DISCONTÍNUO (1900-59):
Durante el primer tercio del siglo XX se alternan etapas de crisis y de prosperidad, fruto de acontecimientos históricos, y se producen una serie de cambios en la estructura industrial española:
diversificación industrial (metalurgia, cementeras, etc.)
Desarrollo de la minería del carbón.
Diferencias territoriales: litoral industrial e interior más rural, salvo Madrid.
La Guerra Civil abortó la recuperación que se estaba iniciando. Las consecuencias de la larga postguerra, marcada por el aislamiento de España y las graves dificultades para los intercambios exteriores; la necesidad autárquica por el bloqueo internacional; el recrudecimiento del proteccionismo con la creación del INI en 1941 (Instituto Nacional de Industria), que potencia la industrialización para el abastecimiento manufacturero interior y las industrias orientadas a la defensa.
En este contexto general, los rasgos estructurales que definen a la actividad industrial y su distribución geográfica son:
predominio de la pequeña empresa, muchas veces de tipo familiar y una tecnología simple.
Orientación hacia las industrias ligeras intensivas en trabajo y dedicadas a fabricar artículos para el mercado interior (generalmente regional).
Dependencia tecnológica y financiera de los países europeos.
Hegemonía detentada por las regiones litorales, en particular Cataluña (textil),y País Vasco (siderometalurgia), frente al conjunto de las áreas interiores, con escaso o nulo desarrollo industrial, salvo Madrid (bienes de consumo) y algunos otros puntos aislados.
3.- FASE DE CRECIMIENTO INDUSTRIAL (1959-1975):
En este período tiene lugar el auténtico desarrollo industrial de España. El proceso de industrialización se caracterizó por su velocidad y rapidez de implantación. Los principales factores que influyeron en el desarrollo industrial fueron:
El Plan de Estabilización de 1959, que supuso el fin de la autarquía y la apertura e inclusión de la economía española en el sistema mundial, coincidiendo con el levantamiento del bloqueo económico internacional.
La entrada de capital exterior por tres conductos diferentes: las divisas que los emigrantes españoles enviaban a España, los ingresos procedentes del turismo y la inversión directa del capital extranjero en los sectores productivos españoles.
El crecimiento de la inversión industrial española, debido a las facilidades económicas dadas por el Estado y al propio aumento del consumo interior.
La importancia de la tecnología extranjera, lo que permitió superar el subdesarrollo tecnológico, a cambio de mantener nuestra dependencia del exterior.
La abundancia y el bajo precio de la energía en los años sesenta.
Las principales consecuencias y transformaciones derivadas del proceso industrializador fueron:
La sustitución de la agricultura por la industria como factor productivo fundamental.
La consolidación de España como país semiperiférico y dependiente de las economías centrales.
La progresiva sustitución de la producción de bienes de consumo (textil, madera, calzado) por productos semielaborados y bienes de equipo.
El aumento de los desequilibrios territoriales, acumulándose la producción industrial en las tres principales áreas metropolitanas del país (Madrid, Barcelona y Bilbao). Este proceso se generaliza a pesar de la puesta en marcha de los Planes de Desarrollo a partir de 1964, con los que el Estado pretendió fomentar el crecimiento industrial en regiones deprimidas y que debían actuar como motores de desarrollo de su entorno. Dichos planes generaron la creación de los polos de desarrollo o de promoción de Zaragoza, Valladolid, La Coruña, Córdoba, Sevilla y Huelva, porque se estimuló la inversión mediante incentivos financieros y fiscales (subvenciones y exenciones de distinto tipo). A los polos de desarrollo se unieron los polígonos de descongestión de Madrid (Miranda de Duero, Toledo, Guadalajara).
La concentración desigual de la industria generó un importante éxodo rural, la concentración demográfica en áreas urbanas y el despoblamiento de numerosas zonas rurales.
Un progresivo deterioro medioambiental, debido a la industrialización realizada muchas veces a expensas del medio natural, y la consecuente contaminación por la fuerte concentración industrial.
4.- DE LA CRISIS A LA RECONVERSIÓN INDUSTRIAL (1975-1985):
Las causas de la crisis de la industria española:
Causas externas:
Nueva dimensión internacional del trabajo, basada en el desvío de las inversiones hacia el Tercer Mundo, por lo que España sufrió un descenso masivo de las inversiones extranjeras.
Innovación tecnológica, que motivó la progresiva sustitución del trabajo humano por la tecnología (robotización e informatización), produciéndose un paulatino aumento del paro.
Encarecimiento de los costes energéticos por la fuerte subida del precio del petróleo (crisis de 1973).
Causas internas:
Elevación de los costes salariales. La elevación de los salarios y gastos indirectos (seguridad social, impuestos, etc.) significó que España no tuviera atractivos para la inversión extranjera, ni nacional. Este hecho se complementa con la irrupción en el mercado laboral internacional de algunas países subdesarrollados con bajísimos costes de mano de obra, hacia los que se orientará esta industria: son los NPIs (Nuevos Países Industrializados) orientados a industrias de tecnología tradicional (siderurgia, construcción naval, textil, confección, calzado) y en los sectores de montaje (Corea, Taiwan, Singapur, Malasia …).
Las deficiencias estructurales del sistema productivo: tecnología obsoleta que genera la dependencia tecnológica, escasez de capital inversor autóctono, minifundismo empresarial, carencia energética y, por tanto, en consecuencia, baja competitividad en los mercados exteriores.
La inestabilidad política (1975-82), que provocó inestabilidad social e incertidumbre económica, lo que estimuló la evasión de capitales, así como una fuerte desinversión de las empresas y disminución de la demanda.
Consecuencias y dimensión de la crisis industrial:
El importante aumento del desempleo (que pasó del 1,1% en 1970 al 22% en 1985). Sus efectos inmediatos fueron la caída del consumo interior, la generación de graves problemas sociales y una degradación del mercado de trabajo (salarios bajos, ausencia de medidas de seguridad laboral, economía sumergida, etc.).
Se produce el proceso de terciarización de la economía española.
Los sectores más afectados y con mayores problemas de recuperación fueron aquellos que ocupaban más mano de obra y exigían más capital: siderurgia, textil, transporte (naval, ferrocarril), calzado y fabricación de electrodomésticos. Mientras que la alimentación, la química y los sectores de renovación tecnológica sufrieron en menor medida los efectos de la crisis y presentaron mayor facilidad de adaptación.
Las zonas más duramente castigadas por el proceso de desindustrialización fueron la cornisa Cantábrica, Cataluña y el sur de Madrid. La zona norte (Asturias, Cantabria, País Vasco y Galicia) sufrieron especialmente debido a su tradicional especialización en sectores maduros (siderurgia y naval), mientras que en Cataluña, el impacto de la crisis fue por el importante peso del sector textil. Madrid demostró mayor capacidad para superar la crisis debido a la diversificación terciaria de su economía.
El proceso de reconversión industrial:
Engloba un conjunto de medidas políticas y económicas encaminadas a realizar un ajuste y mejora del sistema industrial, con el fin de eliminar los obstáculos al crecimiento equilibrado de ciertas actividades industriales.
La reconversión industrial supone una reestructuración interna de los sectores industriales en crisis mediante: saneamiento financiero, renovación de la tecnología, y adecuación de las plantillas.
Por sectores, el impacto de la reconversión fue el siguiente:
Siderurgia: existían tres centros siderúrgicos, Asturias (factorías de ENSIDESA), Vizcaya (Altos Hornos de Vizcaya) y Valencia (Altos hornos del Mediterráneo). El proceso de reconversión supuso el cierre de la planta de Sagunto (Valencia) y la sustitución de los Altos Hornos de Vizcaya por pequeñas y modernas acerías integrales y de aceros especiales. En cualquier caso, supuso la aparición de grandes bolsas de paro en todas las zonas.
Naval: tradicionalmente, España se encontraba en la cabecera de países fabricantes de buques en astilleros muy localizados en Galicia (El Ferrol y Vigo), País Vasco, Santander y Bahía de Cádiz. Este sector sufrió de forma muy clara la competencia exterior (producción de barcos a bajo precio en Corea, Japón, etc.).
Textil, cuero y calzado: sector que daba empleo a cerca de 500.000 trabajadores antes de la crisis y generaba el 12% del VAB (valor añadido bruto) de la industria española. La renovación tecnológica con la consecuente sustitución del trabajo por maquinaria, supuso la pérdida de 180.000 empleos en el período 1975-83. La gran concentración del empleo en Cataluña, seguida de la Comunidad Valenciana, supuso un fuerte impacto socioeconómico en ciertas comarcas especializadas (Bajo Llobregat, la Huerta de Valencia).
La política de reconversión industrial estuvo acompañada de una necesaria reindustrialización.
La política de reindustrialización: pretende recomponer el tejido industrial de las zonas afectadas por la reconversión, potenciando los sectores punta, con fuerte demanda en el mercado. Las dos estrategias complementarias que se siguen son:
- La inversión en la renovación tecnológica de las empresas en reconversión.
- La creación, en 1983, de las Zonas de Urgente Reindustrialización (ZUR). Se impulsan con el fin de atraer inversiones que reactivasen el tejido industrial y generasen puestos de trabajo alternativo en las zonas más gravemente afectadas por la pérdida de empleo debido a la escasa diversificación de su base productiva. En estas áreas las medidas de apoyo a la industria se han orientado hacia la concesión de beneficios fiscales y financieros junto con otras ayudas en materia de suelo, para la instalación o ampliación de empresas.
Las ZUR comenzaron a funcionar en 1985 y se delimitaron seis grandes zonas de urgente reindustrialización: Asturias (siderurgia), Galicia (industria naval), Madrid y municipios metropolitanos, Cádiz (astilleros), Nervión (metalurgia pesada y astilleros), Barcelona (textil y metalurgia de transformación).
Las ZUR han animado la inversión en los sectores de alta tecnología, así como una cierta diversificación productiva, pero los resultados alcanzados en materia de empleo han sido escasos. Por otra parte, las condiciones exigidas para la aprobación de los proyectos han traído consigo que buena parte de los beneficios ofrecidos vayan a parar a empresas de tamaño medio o grande, en ocasiones multinacionales. Por último, se confirma las desigualdades intra e interterritoriales.
Ante los problemas derivados de la reconversión industrial y ante la consolidación de las autonomías en España, se están realizando nuevos planteamientos teóricos sobre cómo impulsar el desarrollo industrial.
Puesto que las autonomías permiten un mejor conocimiento de los problemas de cada región, se habla de desarrollo desde abajo, desarrollo autocentrado, desarrollo endógeno o ecodesarrollo, términos todos que vienen a decirnos que lo importante es la planificación de cada territorio valorando sus propias posibilidades. Los poderes públicos (Estado, gobiernos autónomos, ayuntamientos) deben abandonar su iniciativa y favorecer las pequeñas instituciones privadas allí donde éstas se produzcan. Los defensores de este sistema, afirman que las pequeñas empresas tienen una mayor capacidad de generar empleo que las grandes y que los poderes regionales o locales son más conocedores de la problemática y potencialidad de su propio territorio que el poder central.
Se proponen una serie de medidas novedosas:
Favorecer el que las pequeñas y medianas empresas (PYMES) puedan ser proveedores de la Administración.
Facilidades fiscales y crediticias a las PYMES.
Acceso de las PYMES a los centros de innovación tecnológica.
Creación de servicios de asesoría empresarial en áreas rurales.
Fomento del cooperativismo industrial.
Mejora de las infraestructuras.
Gran parte de los recursos públicos destinados a un desarrollo endógeno se orientan hacia las SODIs (Sociedades para el Desarrollo Industrial regional), gestionadas conjuntamente por el Ministerio de Industria y las Comunidades autónomas (en Extremadura tenemos SODIEX).
5.- ETAPA DE INTEGRACIÓN E INTERNACIONALIZACIÓN (1986-99):
En los últimos años España se ha incorporado a la UE y a la zona euro.
La inclusión dentro de una economía globalizada exige a las industrias la aplicación de nuevas estrategias para la búsqueda de ventajas de producción, dado que la competencia llega desde muchos puntos y los mercados también se amplían a otras regiones del mundo.
A estos desafíos nuestro país ha de responder con:
- la optimización del sistema productivo (reducir costes y ganar eficiencia).
- Mejora de los factores de competitividad distintos de los precios (diseño, calidad, innovación, seguridad y protección del medio ambiente).
La política industrial de los años noventa se caracteriza por:
La modernización del sector público empresarial, con la creación de la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales) y privatización de algunas empresas públicas que incrementan los ingresos estatales (Telefónica, Repsol, Endesa…).
Liberalización del sector energético.
Apoyo a la competitividad industrial, a través de organismos y entidades de apoyo a la innovación y a la resolución del retraso tecnológico.
El nuevo marco de producción exige a las empresas industriales aumentar su productividad, mejorar la tecnología y la formación de sus trabajadores para incrementar su competitividad y adaptarse a los fuertes cambios estructurales, para lo cual es necesario:
Altas inversiones para incorporar nuevas tecnologías.
Aparición de nuevos sectores industriales: informática, microelectrónica, nuevas energías, biotecnología …
Rotación rápida de productos e incorporación de diseño.
Búsqueda de nuevos mercados.
Aplicación de los planes de investigación y desarrollo (I+D) a las empresas.
Trabajadores muy cualificados y empleos escasos.
Sistemas de producción y gestión empresarial muy flexibles.
Servicios a la producción externos a las empresas.
Nuevos factores de localización industrial.
4.- REPERCUSIONES DE LA PERTENENCIA A LA U.E. SOBRE LA INDUSTRIA ESPAÑOLA: La entrada de España en la CEE supuso que la industria española quedara sometida a las directivas comunitarias. El impacto de la UE sobre la industria española se concreta en cuestiones económicas y ambientales.
- Cuestiones económicas:
la creciente competencia externa potenciada por la eliminación de los aranceles. Esto trae consigo que la tradicional industria familiar entre en dificultades al competir con las multinacionales extranjeras que se van consolidando en el país.
La aceleración del proceso de reconversión industrial, sobre todo siderúrgico.
Los equipos quedan anticuados rápidamente debido al avance de las nuevas tecnologías.
El encarecimiento de los costes de producción: energéticos, salariales, fiscales, etc.
La entrada masiva de capital extranjero.
- Cuestiones ambientales:
La desaparición de algunas industrias básicas cercanas a las viviendas, por lo obsoleto de sus instalaciones y por su carácter contaminante.
La necesidad de realizar estudios de impacto ambiental para la aprobación de los proyectos financieros con fondos comunitarios y gestionados por las comunidades autónomas.
papel de la Comunidad Autónoma en su aplicación.
Asimismo, el Tratado de la UE establece como tarea fundamental asegurar la existencia de las condiciones necesarias para la competitividad de la industria comunitaria, a través de medidas que favorezcan el desarrollo empresarial, la innovación e investigación tecnológica, la cooperación entre empresas y la adaptación a los cambios estructurales.
Por otro lado, la política comunitaria en suelo español se estructura a través de medidas compensatorias que contribuyen a reducir los desequilibrios entre las diversas CC.AA. Se establecen tres tipos de zonas receptoras:
Zonas de Promoción Económica (ZPE): son áreas geográficas menos desarrolladas, definidas según criterios de renta por habitante y tasa de paro (Aragón, Extremadura).
Zonas Industrializadas en Declive (ZID): se corresponden con áreas singularmente afectadas por procesos de ajuste industrial, que tienen graves repercusiones sobre el nivel de empleo. Tienen como objetivo paliar las consecuencias del ajuste industrial, y su duración se limita a 18 meses, prorrogables por otro período igual.
Zonas Especiales (ZE): pueden ser creadas por el Gobierno cuando existan circunstancias que lo aconsejen, siempre de acuerdo con las directrices de la política regional.
Los incentivos se conceden a proyectos nuevos, de ampliación, de modernización tecnológica y a sectores en alza (energías renovables, industrias agroalimentarias o extractivas).
Por último, La entrada de nuestro país en la UE exige a nuestra industria una importante modernización para ser más competitiva.
5.- LAS CARACTERÍSTICAS DE LA INDUSTRIA ESPAÑOLA: Actualmente, la industria española ocupa una posición secundaria en la estructura productiva.
En cuanto a sus características generales, reseñaremos las siguientes:
especialización en determinados sectores productivos.
Predominio de la pequeña y mediana empresa.
Retroceso de las empresas públicas.
Importancia de la inversión extranjera.
Distribución territorial muy desigual.
ESTRUCTURA PRODUCTIVA:
El sector secundario da empleo a unos cuatro millones de personas, aproximadamente el 30% de la población activa; si bien observamos importantes diferencias territoriales en este sentido.
Lo mismo sucede en cuanto a su aportación al PIB, donde las diferencias territoriales son también acusadas, situándose en general en torno al 27%. ESTRUCTURA SECTORIAL:
En los últimos años ha tenido lugar dentro de la industria española un importante proceso de selección sectorial:
Se ha producido un declive de los sectores tradicionales propios del despegue industrial.
Se ha llevado a cabo un proceso de especialización en tres sectores: automóvil, química y agroalimentario.
Industria del automóvil: donde España es uno de los principales productores mundiales. Este sector cuenta con una hegemonía clara de capital exterior, a través de grandes empresas multinacionales europeas (grupo VGA-Volkswagen) y estadounidenses (Ford, General Motors,…).
Industrias químicas: tanto básicas (papeleras, neumáticos, tejidos especiales, etc.), como de transformación (farmacéuticas y cosméticas). Se caracterizan también por una fuerte presencia de capital exterior (Firestone, Bayer, etc.) y una excesiva atomización.
Industrias agroalimentarias: vinos, conservas, lácteos, embutidos, etc., donde destacan pequeñas empresas, si bien últimamente se tiende a la concentración. En ella, aunque la presencia de multinacionales extranjeras es importante (Nestlé, coca-Cola, Unilever, Danone ….), existe, también, la presencia de otros grupos con mayoría de capital nacional (Ebro agrícolas, Puleva, Campofrío, Leche Pascual, Pescanova, etc.).
En los últimos años, se ha producido, también, un importante desarrollo en subsectores ligados a las nuevas tecnologías que están modificando los sistemas de producción (informática, telemática, telecomunicaciones, robótica, biotecnología, las nuevas energías…), que requieren altas inversiones en investigación y desarrollo y una mano de obra muy cualificada.
ESTRUCTURA EMPRESARIAL:
En nuestra industria hay un predominio de las PYMES: tres cuartas partes de las empresas tienen menos de 50 trabajadores. Pero, junto a ellas, desempeñan un importante papel las grandes empresas, tanto de capital público como privado, y tanto nacional como multinacional.
El sector público es cada vez menos numeroso, como consecuencia del proceso de privatización de los últimos años (Repsol, Aceralia, Endesa, Telefónica, …). La SEPI es la encargada de gestionar las empresas públicas.
La importancia del capital multinacional en nuestra industria es evidente (controla la industria del automóvil y su participación en las industrias químicas y agroalimentaria es considerable, es decir, las tres actividades más dinámicas de nuestro país).
ESTRUCTURA ESPACIAL:
En los últimos años, se ha producido un cambio en los factores que inciden en la localización industrial: las nuevas tecnologías han permitido, por un lado, una segregación de las actividades industriales más cualificadas y, por otro, el trasvase del resto de las fases y actividades menos cualificadas e intensivas a empresas subcontratadas y pequeños talleres. El resultado es una nueva jerarquía de espacios productivos y un cambio en la división territorial del trabajo:
Áreas centrales (Madrid y Barcelona): se reservan las sedes sociales con capacidad de decisión, gestión, control e innovación; y las unidades de producción estratégicas y tecnología más avanzada.
Áreas semiperiféricas (Vizcaya, Zaragoza y Valencia): se destinan a fabricaciones que sólo requieren decisiones rutinarias y producciones estandarizadas con cierto grado de elaboración.
Áreas periféricas: se llevan la producción de artículos simples, más necesitada de mano de obra y menos cualificada.
Asimismo, se tiende a la concentración de la producción industrial en espacios suprarregionales o ejes de desarrollo, así podemos distinguir tres tipos de espacios industriales en España: ejes de expansión, áreas en declive áreas de bajo desarrollo.
Ejes de expansión: destacan tres ejes que concentran el mayor dinamismo industrial en la actualidad:
El arco mediterráneo: que presenta zonas densamente pobladas, con un sistema de ciudades ordenado y una estructura económica que complementa bien a la industria. Ésta se halla muy diversificada y presenta una distribución espacial desigual. El eje fundamental es Barcelona y su área metropolitana; también destaca el área metropolitana de Valencia.
El valle del Ebro: Navarra, La Rioja y Aragón. Que se caracteriza por un sistema espacial fuertemente desequilibrado (en Navarra destaca el área noroeste, en Aragón está polarizado en Zaragoza).
Madrid: después de Cataluña, es la segunda comunidad por su contribución industrial en España. Además introduce el desarrollo industrial en las comunidades vecinas a lo largo de los principales ejes de comunicación. Por otro lado, el flujo de intercambios con el resto del territorio es muy intenso, tendiendo a especializarse en sectores estratégicos, de alta tecnología y como centro de decisión nacional.
Áreas en declive: se trata del área cántabro-atlántica debido a la crisis de los sectores siderúrgico, metalúrgico, minero y transformados metálicos (País Vasco, Cantabria y Asturias) y de la construcción naval, confección, madera y derivados de la pesca (Galicia).
El proceso de reindustrialización está siendo difícil por el alto grado de especialización en actividades obsoletas.
Áreas de bajo desarrollo: las dos castillas, Andalucía, Extremadura y los archipiélagos balear y canario.
En las primeras, por la notable dependencia del sector primario. Si bien, existen polos importantes en alguna de ellas: Valladolid-Palencia, Burgos-Miranda del Ebro, Guadalajara, La Sagra, Puertollano y zona oriental de Albacete; así como los núcleos andaluces de Sevilla, Huelva, Cádiz y Málaga; polos cuyo desarrollo está ligado a alguno de los ejes industriales más importantes (País Vasco, Madrid o Arco Mediterráneo).
En las dos últimas, la importancia del turismo impide el desarrollo industrial.
6.- LOS PAISAJES INDUSTRIALES: En la actualidad, coexisten en España los espacios heredados del pasado y nuevos espacios industriales que responden a las características actuales de la industria española. LOS PAISAJES INDUSTRIALES TRADICIONALES:
Entre ellos hallamos los denominados paisajes negros, donde minas, fábricas y escombreras ocupan áreas extensas, provocando un fuerte deterioro del medio ambiente y una baja calidad de vida en las ciudades próximas. Estos espacios industriales predominan en áreas como Asturias y Castilla-León. La especialización en actividades tradicionales, hoy en declive, como la siderometalurgia, y el escaso atractivo que ofrecen hoy día estas regiones a las empresas, se traduce en una crisis que genera graves problemas económicos y sociales.
Las áreas industriales portuarias donde conviven grandes industrias pesadas, que mueven sus productos por vía marítima, con depósitos y almacenes de mercancías, astilleros, etc. tienen un mayor dinamismo, gracias fundamentalmente a las obras de mejora y/o ampliación realizadas en los últimos años (un ejemplo es el puerto de Bilbao).
Las áreas industriales urbanas: en los últimos años se han abandonado los espacios centrales y las estaciones ferroviarias, que habían provocado la degradación ambiental de estos espacios urbanos y la pérdida de calidad de vida de sus habitantes. La recesión económica y la reconversión industrial pusieron en marcha proyectos para recuperar estos espacios urbanos para el uso y disfrute de los ciudadanos (ejemplos son: Bilbao, Oviedo, Gijón, …).
LOS NUEVOS ESPACIOS INDUSTRIALES
Que surgen como consecuencia de las transformaciones que ha sufrido la industria española en las últimas décadas.
Polígonos y parques industriales: que aparecen en casi todas las ciudades españolas, planificadas en la periferia urbana, donde el suelo es más barato, y junto a las principales vías de transporte rápido para facilitar el traslado de materias primas, productos y personas. Se conciben como reclamos de atracción inversora.
Parques tecnológicos o científicos que se caracterizan por:
Ser espacios de alta tecnología, que integran actividades de investigación y desarrollo (I+D) y de producción, generalmente relacionadas con las nuevas tecnologías.
Se localizan, habitualmente, en la periferia urbana, en las afueras de las grandes ciudades, en lugares bien comunicados, con una abundante oferta de servicios centralizados y un entorno agradable, de elevada calidad ambiental.
Son construidos, generalmente, por la iniciativa pública, principalmente por los gobiernos de las comunidades autónomas, con el objetivo de impulsar la economía de la zona donde se instalan.
Es el caso, por ejemplo, de Tres Cantos en Madrid; Paterna, en Valencia; Zamudio, en Bilbao; el Vallés, en Barcelona; y Boecillo, en Valladolid.
7.- LA ACTIVIDAD INDUSTRIAL EN EXTREMADURA: (Fotocopias del libro de Algaida)
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