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C. EJERCITACION.
D. APLICACIÓN. VOLÚMENES DE LÍQUIDOS. MAGIA En la siguiente práctica vamos a realizar medidas de volúmenes con la probeta y la pipeta a la vez que haremos una experiencia divertida. Partiremos de un volumen conocido de agua del grifo y haremos un truco de “magia”. Consistirá en cambiar el agua de vaso y parecerá que se transforma en vino. Al trasladar el contenido a un tercer vaso, parecerá que se transforma en Coca-Cola. En la primera conversión, lo que ocurre es que el permanganato de potasio, que es de color violeta intenso, se disuelve en el agua. En la segunda conversión, el agua oxigenada reduce el ión permanganato, (de color violeta intenso) a MnO2, sólido de color amarillento que permanece en suspensión. Además, se forma oxígeno gas que se desprende. Este oxígeno, que es el responsable de las burbujas, es imprescindible en las combustiones y por ese motivo si acercamos una pequeña llama a una atmosfera rica en este gas, ésta arderá con mayor vivacidad. La reacción química que tiene lugar es: 2 KMnO4 + 2 H2O2 --> 2 MnO2 + 2 KOH + 2 H2O + 2 O2 MATERIAL: Tres vasos de precipitados, probeta de 100 ml, pipeta de 2 ml, pera de seguridad, papel de filtro. Productos: Permanganato potásico (KMnO4), agua oxigenada concentrada (H2O2). PROCEDIMIENTO: Haz un pequeño bastón de unos 10 cm de largo con papel de filtro enrollado. Déjatelo preparado. Deja el primer vaso limpio. Pon unos trocitos de permanganato potásico sólido en el segundo vaso de precipitados. ![]() Mide 4 ml de agua oxigenada con la pipeta y viértelos en el tercer vaso de precipitados. Mide 100 ml de agua con la probeta y trasládalos al primer vaso de precipitados. Pasa el agua del primer al segundo vaso. Observa y anota lo que ocurre. Repite el proceso pasando el contenido del segundo al tercer vaso. Observa y anota lo que ocurre. Enciende el bastón y acércalo al vaso de precipitados muy cerca de las burbujas. E. Debes darte prisa y realizar esta operación antes de que termine la reacción y por tanto que se acaben las burbujas Observa y anota lo que ocurre. COMPLEMENTACION. TRAGEDIA DE CHERNOBIL. El 26 de abril de 1986 tuvo lugar el accidente nuclear más grave de la historia: la tragedia de Chernóbil. A poco de cumplirse un nuevo aniversario, en El Blog Verde queremos repasar una historia que nos permite resaltar, en el presente, la importancia de las energías limpias. La Central Nuclear de Chernóbil era administrada, en 1986, por el gobierno de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (U.R.S.S.). En medio de una prueba en la cual se simulaba un corte eléctrico, el reactor 4 de la Central aumentó de forma imprevista su potencia, lo que produjo un sobrecalentamiento de su núcleo que hizo explotar el hidrógeno acumulado en su interior. ¿Por qué este accidente nuclear quedó en la historia? Sin dudas, por su inmensa magnitud. El material radiactivo liberado fue unas 500 veces superior al que liberó la bomba atómica que Estados Unidos arrojó sobre Hiroshima en 1945. Otra muestra de la relevancia de la tragedia de Chernóbil es que se trata del único accidente que alcanzó la categoría más alta (nivel 7) en la escala INES. La explosión causó la muerte directa de 31 personas y obligó a que el gobierno de la U.R.S.S. ordenara la evacuación de 135.000 personas. La radiactividad emanada por el accidente llegó a diversos países europeos. Pese a la catástrofe, el cierre definitivo de la Central se produjo recién en diciembre de 2000. Hoy, Chernóbil es una ciudad casi abandonada. La contaminación del accidente de 1986 se extendió por todas las regiones cercanas a la planta nuclear, siendo Bielorrusia la nación más afectada. Todavía hoy la contaminación de Chernóbil se encuentra en el suelo, conestroncio-90 y cesio-137 que son absorbidos por las plantas y los hongos, ingresando, de esta forma, en la cadena alimenticia. Las consecuencias del accidente de Chernóbil, por supuesto, también llegaron a los seres humanos y a la flora. Los casos de cáncer de tiroides se expandieron por Ucrania, Rusia y Bielorrusia. Por otra parte, tras la explosión, los pinos que se encontraban alrededor de la Central adquirieron un extraño color marrón y murieron. La zona pasó a conocerse como el Bosque Rojo. Más allá de las deficientes condiciones de seguridad que pudieran existir en la planta ucraniana y los avances de la tecnología en el siglo XXI, está claro que la energía nuclear siempre implica un riesgo. Una guerra nuclear, por ejemplo, liberaría unos 700 millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera, una cifra equivalente a la que emite Gran Bretaña en un año. Es importante tener en cuenta que los accidentes nucleares siguen existiendo. El año pasado, en España, se detectaron 66 incidentes, algunos de ellos de gravedad. Las centrales nucleares estadounidenses, por otra parte, siguen matando millones de peces al año, según ha comprobado un estudio científico. El peligro nuclear aún está vigente en todo el mundo, como se encargó de demostrar Greenpeace con una serie de protestas en Argentina. El accidente de Chernóbil, por lo tanto, no es sólo una parte triste del pasado de la humanidad. Sus consecuencias siguen vigentes y deberían ser un incentivo para el fomento de las energías renovables y seguras.
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