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SOBRE LOS PENSADORES:
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HISTORIA Y FILOSOFIA DE LA EDUCACION UNIVERSAL JAIME CERRON PALOMINO ROBERTO AGUIRRE PALOMINO HUANCAYO – 1988 INTRODUCCION La educación como fenómeno social, como efecto de la estructura económico-social y como componente de la superestructura puede ser abordada desde distintas ópticas: atendiendo a las corrientes pedagógicas, en función de las naciones que la originan, en razón al pensamiento central de los pedagogos más notables, alrededor de la vida y obra de sus creadores o seguidores, en atención a las formaciones económico-sociales, etc.; pero, sin duda la manera más correcta es en función a los modos de producción, porque permite explicar el fenómeno educativo en la inter-influencia del ser social y la conciencia social. Trabajos desarrollados como los que hicieron: Lorenzo Luzuriaga: Historia de la Educación y de la Pedagogía; Ernesto Codignola: Historia de la Educación y la Pedagogía; Guillermo Dilthey: Historia de la Pedagogía; Carrol Atkinson: Historia de la Educación; Frederick Mayer: Historia del Pensamiento Pedagógico, para citar unos cuantos entre los que circulan en nuestro medio, tratan del desenvolvimiento de la educación y de la pedagogía, al margen del desarrollo económico del mundo y sobre todo, con prescindencia del estudio de las contradicciones sociales. Esta fuerte limitación hace que los principios didácticos enunciados por ellos o los sistemas educativos que proponen no puedan encontrar en los alumnos, la suficiente explicación de sus motivaciones y propósitos. Afortunadamente, en estos últimos tiempos, una importante aunque reducida bibliografía viene circulando en el ambiente intelectual gracias a la cual puede desbrozarse con más énfasis los móviles que guiaron a los educadores de la humanidad a plantear principios y esquemas educacionales. Tal es el caso de obras como las de Anibal Ponce: Educación y Lucha de Clases (1), Gaspar Jorge García Galló: La concepción Marxista Sobre la Escuela y la Educación (2); N. A. Konstantinov: Historia de la Pedagogía (3), Alberto L. Merani: Psicología y Pedagogía (4) y recientemente la Antología de Historia y Filosofía de la Educación de nuestro connacional Alvaro Villavicencio Wittembury y Educación en China de otro maestro universitario: Carlos Castillo Ríos. El libro de Ponce constituye para el magisterio peruano una revolución ideológica, en el ámbito de la pedagogía, si se tiene en cuenta que la docencia universitaria, secundaria y primaria, solo había abrevado hasta 1960 en las fuentes de Alfredo Aguayo, Francisco Larroyo, Gabriel Copayré, Dante Morando y otros. Poquísimos maestros del Perú habían consultado hasta entonces trabajos efectuados por pedagogos marxistas como Arismendi o Manacorda. Sin embargo, Educación y Lucha de Clases, por haber sido escrita mucho antes de la Revolución Cubana tienen el defecto de no ocuparse de las últimas corrientes pedagógicas del mundo. Otra limitación: es la de no ocuparse de la educación de los pueblos orientales como China, India, Persia, etc. El Libro del cubano García Galló tienen el mérito de haber sintetizado didácticamente el trabajo de Bogdan Suchodolski: Teoría Marxista de la Educación, donde a partir del pensamiento rector de Marx y Engels, se cuestionan las tesis educativas de Locke, Pestalozzi, Comenio, Rousseau y Herbart. El trabajo de N. A. Constantino y otros, tiene la virtud de estudiar con detención y profundización a los pedagogos del capitalismo. A diferencia de lo efectuado por Luzuriaga o Codignola, Konstantinov desmenuza más pacientemente el pensamiento de Pestalozzi, Rousseau y Herbart. Finalmente, Alberto L. Merani, formula una interesante crítica a la esencia del pensamiento de los educadores burgueses modernos y contemporáneos llegando a Piaget, Dewey y Wallon, desde una postura dialéctico-materialista. De su parte, Alvaro Villavicencio, ha compilado una literatura interesante de historia y filosofía educacional. El Texto Universitario que presentamos, tuvo como primer propósito comprender en su análisis la pedagogía en los cinco modos de producción que conoce la humanidad. Mas esto no nos ha sido posible, por razones de limitación de páginas. Es así como, si bien aborda los regímenes sociales: primitivo, esclavista, feudal y burgués, no llega a presentar en su integridad el pensamiento de los educadores de la fase capitalista, sobre todo, la del imperialismo y el surgimiento de las sociedades socialistas. Esta ausencia notoriamente sentida, deberá cubrirse con un segundo tomo de esta obra en oportunidad posterior. Por ahora, ha cumplido con precisar las características más saltantes de la educación primitiva, que en otros textos burgueses y de corte positivista, habían estado distorsionando porque no se atenían a la estructura económico-social imperante. Del mismo modo, en cuanto se refiere al modo de producción esclavista, en esta ocasión se ha tratado de considerar a todos los pueblos antiguos del oriente, que a nuestro juicio, fueron los que inauguraron los estilos educativos que aún se prolongan hasta nuestros días: es el caso de la educación como asunto del Estado, la enseñanza elemental de las primeras letras, el memorismo y el mecanicismo en el aprendizaje; el sistema de castigos corporales y el tipo de evaluaciones. La ecuación medieval y su multiformidad de matices, ha sido tocada en sus distintas vertientes, tratando de hallar lo común que existe en ellas. Es patente la gran influencia que Europa Central ha ejercido sobre nuestra cultura, a través de la colonización española. Su estudio se hace importante si se tiene en cuenta que hasta el momento, los moldes escolásticos no han podido modificarse. Por último, en lo que atañe al modo de producción capitalista, se ha intentado penetrar en los principios de los más descollantes maestros de la fase de la manufactura y la revolución industrial. Así pues se han presentado los princpios de Ratke, Comenio, Rousseau, Locke, Pestalozzi y Herbart, todos ellos sensualistas. Los dos primeros excelentes didactas que esbozan principios metodológicos sirviéndose del pensamiento de Francisco Bacon y René Descartes; Locke, excelente fundamentador del emprirismo y sensualismo gnoseológico. Y la triada: Rousseau, Pestalozzi y Herbart, magníficos sustentadores del pensamiento pedagógico burgués, defensor el primero del naturalismo pedagógico; el segundo, pedagogo por excelencia, defensor de la teoría de la intuición y el último, hurgador de los pasos formales y fundamentador de la Pedagogía del Interés. Todos ellos también paidocentristas, cuando no precursores de la llamada “escuela nueva” o de la “nueva educación”. Al final de los principios pedagógicos de cada pensador se ha añadido el juicio crítico que pensadores de la talla de Ponce, Konstantinov, García Galló, Merani, Arismendi o Suchodolski han realizado. Queremos terminar esta introducción indicando que para todo maestro peruano es de interés imprescindible tener que informarse del desarrollo de la educación en el mundo, para que pueda enfocar el fenómeno educativo peruano desde un prisma crítico. De otro modo, no podrá comprender de qué fuentes se amamantaron nuestros teóricos como Deústua, Villarán, Mariátegui, Encinas, Capelo, Prado Ugarteche o García Calderón. Es verdad que la educación peruana no es sólo el resultado de la influencia extranjera colonizadora, también devienen de sus propias raíces ancestrales incásicas. Pero, precisamente en esta dialéctica de lo nacional y foráneo se ha dado la forja de nuestro espíritu, de nuestra conciencia social, que ha alcanzado su desarrollo en diversos grados. |