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Modelos explicativos sobre las causas del maltrato infantil:Las causas del maltrato se han atribuido a un único factor: Características psicológicas del padre o de la madre, a problemas sociales y/o características individuales del niño. Actualmente el modelo explicativo se atribuye al resultado de la interacción entre muchos y muy variados factores, procedentes de los distintos contextos en los que se encuentra inmerso el niño. Los estudios más recientes se basan en el Modelo Ecológico-Sistémico de Bronfrenbrenner que constituye el marco de referencia en la explicación del maltrato. Se trata de un modelo integrador que no sólo tiene en cuenta las aspectos de la persona y de los elementos socioculturales, sino que considera también las relaciones que se tejen en entre los individuos y entre ellos y los contextos de referencia de su sociedad. El modelo presenta una serie de sistemas incluidos unos en otros. Microsistema, mesosistema, exosistema, macrosistema. 3.1 TIPOS DE MALTRATO: 1.- Maltrato o abuso físico 2.- Negligencia o abandono físico 3.- Abuso sexual 4. Maltrato psicológico 4.1.- - Maltrato emocional 4.2. - Abandono emocional 3.1.1 MALTRATO FÍSICO Se considera cualquier acción no accidental por parte de los padres o cuidadores que provoque daño físico o enfermedad en el niño o le coloque en grave riesgo de padecerlo. Se incluyen aquí todos los daños resultantes de castigos físicos severos y agresiones deliberadas con instrumentos o sin ellos. El maltrato físico se puede producir a través de golpes aplicados a niños con violencia, con la intención de disciplinarlos o educarlos. En casos extremos el agresor puede producir lesiones físicas que causan la muerte. INDICADORES
3.1.2 ABANDONO FÍSICO O NEGLIGENCIA Se considera toda situación en la que las necesidades físicas del menor no son atendidas temporal o permanentemente por ningún miembro adulto del grupo en el que vive el niño. Estas necesidades hacen referencia a la alimentación, higiene, protección y vigilancia, cuidados médicos, condiciones higiénicas y seguridad en el hogar y aspectos educativos no son atendidas por los adultos responsables, disponiendo o teniendo acceso a los medios necesarios. El abandono físico y el maltrato físico presentan indicadores externos claros, por eso talvez son las formas más detectadas y de las que se dispone de más dato en cuanto a su aparición y consecuencias. INDICADORES
3.1.3 ABUSO SEXUAL Se considera cualquier tipo de actividad sexual de un adulto hacia un niño, desde una posición de poder o autoridad. Así, el niño se ve involucrado en actos sexuales que, por su etapa de desarrollo no es capaz de evaluar y comprender en sus contenidos y consecuencias. Se incluyen comportamientos de distinta índole con contacto físico y sin él, la violación, la violación sodomítica, el incesto, los abusos deshonestos, la corrupción y la explotación sexual. INDICADORES
QUÉ HACER
PREVENCIÓN.
3.1.4 MALTRATO PSICOLÓGICO 3.1.4.1 MALTRATO EMOCIONAL y ABANDONO EMOCIONAL. El maltrato emocional como hostilidad verbal crónica en forma de insulto, burla o amenaza de abandono y bloqueo constante de las iniciativas de interacción infantiles (desde evitación hasta encierro) por parte de un adulto del grupo familiar o cuidador. El abandono emocional consiste en la falta persistente de respuestas a las señales (llanto, sonrisa), expresiones emocionales y conductas procuradoras de proximidad e interacción iniciadas por el niño y la falta de iniciativa de interacción y contacto por parte de una figura adulta. INDICADORES
4. OTROS TIPOS DE MALTRATO MENOS FRECUENTES DE DETECTAR EN EL ÁMBITO EDUCATIVO 5.-Maltrato prenatal: falta de cuidado, por acción u omisión, de la futura madre o autoadministración de sustancias que, de una manera consciente o inconsciente, perjudican al feto. No se incluye dentro de este tipo de maltrato la interrupción voluntaria del embarazo. 6.- Síndrome de Münchausen por poderes: situaciones en las que el padre o la madre somete al niño a continuas hospitalizaciones y/o exámenes médicos alegando síntomas físicos o enfermedades generadas de manera activa por el propio cuidador (por ejemplo mediante la inoculación de sustancias) 7.- Retraso no orgánico en el desarrollo: diagnótico médico que reciben los niños y niñas que a pesar de no padecer ninguna enfermedad orgánica no aumentan su peso con normalidad. 8.- Explotación laboral: situación en la que los padres o tutores asignan a un niño/a con carácter obligatorio la ejecución continuada de un trabajo, sea éste de tipo doméstico o no. 9.- Otras formas de maltrato no tipificadas y que impiden un saludable desarrollo de los niños y adolescentes. 5. CONCEPTO DE RESILENCIA: El término resiliencia tiene su origen en el latín, “resilio” que significa volver atrás, volver de un salto, resaltar, rebotar. El término se utiliza en física. Expresa la cualidad de los materiales a resistir la presión, doblarse con flexibilidad y recobrar su forma original. La resiliencia ha sido adaptada por las ciencias sociales, para caracterizar a aquellas personas que, a pesar de nacer y vivir en situaciones de alto riesgo, se desarrollan psicológicamente sanas y con éxito (Rutter, 1993). Para la educación el término implica, lo mismo que en física, una dinámica positiva, una capacidad de volver hacia adelante. La resiliencia humana no se limita a resistir, permite la reconstrucción. Para unos autores la resiliencia es:
La resiliencia distingue dos componentes: la capacidad para proteger la propia integridad bajo presión y la capacidad de forjar un comportamiento vital positivo pese a las circunstancias difíciles (Vanistendael y Lecomte, 1994). El concepto incluye además, la capacidad de una persona o un grupo social de afrontar adecuadamente las dificultades, de una forma socialmente aceptable. La resiliencia es un proceso, un conjunto de fenómenos armonizados, en el cual el sujeto se cuela en un contexto afectivo, social y cultural. Se caracteriza por un conjunto de procesos sociales e intrapsíquicos que posibilitan tener una vida sana, viviendo en un medio insano. Estos procesos tienen lugar a través del tiempo, en interacción del sujeto con su ambiente familiar social y cultural. De este modo la resiliencia no puede ser pensada como un atributo con el que nacen los niños, ni que adquieren durante su desarrollo, sino que se trataría de un proceso interactivo entre éstos y su medio. El desarrollo óptimo de un sujeto, resulta de la interacción entre las capacidades de la persona y el medio social y físico. El desarrollo tiene lugar en las interacciones activas entre el niño, su familia, la escuela, la comunidad y la cultura en la que vive y su estudio sigue el modelo transaccional derivado del ecológico-sistémico de Bronfennbrenner. El enfoque de resiliencia entiende el desarrollo humano dentro de un contexto específico, para comprender el proceso es necesario considerar el entorno físico y social, la etapa evolutiva y la cultura del individuo. La promoción de la resiliencia es por tanto, una responsabilidad compartida por los profesionales en contacto en la infancia y adolescencia. Es el resultado de un equilibrio entre factores protectores, factores de riesgo y personalidad del ser humano. No es un estado definido y estable, es un camino de crecimiento. Se trata de estudiar los procesos, lo que plantea nuevos desafíos metodológicos. La resiliencia está por construirse, para ser inventada por cada uno, en función de sí mismo y de su contexto. Es un proceso complejo que hace probablemente intervenir a la voluntad. Así la resiliencia nos hace olvidar los determinismos de la genética o el medio para abrir el campo a la creatividad y la libertad. Proponemos un enfoque preventivo, alternativo al tradicional de riesgo, basado en el respeto y la aceptación incondicional del otro (no su comportamiento) y considerar el derecho al amor de todo ser humano. Vivir el amor y la afectividad unido al desarrollo de características que revelen la capacidad de una persona de resistir la adversidad y salir fortalecido de ella, son una magnifica puerta de entrada para emprender una reflexión sobre los elementos a considerar en la prevención y convertir el amor y la afectividad en reconstituyentes terapéuticos de experiencias presentes y futuras. Para orientar nuestras prácticas educativas, la resiliencia nos lleva a las proposiciones siguientes:
Es importante un cambio de perspectiva de la prevención, no dirigirnos al niño como una víctima potencial, sino como personas que tienen recursos para desarrollar su propia resiliencia y que además pueden volverse un recurso para otros. Los trabajos sobre la resiliencia y las investigaciones están empezando, pero nos abren una puerta a la esperanza. Para ampliar este tema ver en la bibliografía específica de riesgo o leer estos artículos:
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