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Versión taquigráfica del debate de casi 20 horas en el que se convirtió en ley el proyecto de Regulación de los Servicios de Comunicación Audiovisual, celebrados desde las 10.29 del viernes 9 de octubre al sábado 10 hasta las 6.08 del sábado 10. Sr. Presidente. — Queda abierta la sesión pública especial. Sr. Presidente. — Invito al señor senador por la Ciudad de Buenos Aires Daniel Filmus a izar la bandera nacional en el mástil del recinto, y a los presentes a ponerse de pie. - Puestos de pie los presentes, el señor senador Daniel Filmus procede a izar la bandera nacional en el mástil del recinto. (Aplausos). Sr. Presidente. — Se incorporará al Diario de Sesiones las notas de varios señores senadores por las que se solicita esta convocatoria a sesión especial y los respectivos decretos firmados por la Presidencia, incluido el decreto rectificatorio.1 Sr. Presidente. — En la reunión de labor parlamentaria realizada ayer, se acordó rendir homenaje a la cantante recientemente fallecida doña Mercedes Sosa. Se han presentado diversos proyectos. Por Secretaría se dará lectura al texto unificado. Sr. Secretario (Estrada). — El texto se ha unificado sobre la base de proyectos presentados por los senadores Maza, Verani, Pinchetti de Sierra Morales, Cabanchik, Colazo, Latorre, Rodríguez Saá, Perceval, Negre de Alonso, Miranda y Reutemann. Los fundamentos acompañan el texto unificado. El texto unificado es el siguiente: El Senado de la Nación declara su profundo pesar por el fallecimiento de Haydée Marcedes Sosa acaecido en la Ciudad de Buenos Aires el día 4 de octubre de 2009, rindiéndole al mismo tiempo el homenaje que corresponde a una artista excepcional por su talento, su calidad humana y su lucha inagotable por los derechos humanos, por la libertad y la igualdad. Su calidad artística que brilló internacionalmente llevó el canto y la poesía nativos de nuestro suelo a las más distintos y distantes rincones del planeta, transformándose con el transcurso del tiempo en una inigualable difusora de nuestra identidad nacional, lo que no impidió que también hiciera valer sus altos atributos interpretativos en otros géneros musicales y en los más encumbrados escenarios por los cuales transcurre la más exquisita cultura de nuestro tiempo, manteniéndose sin embargo siempre fiel a su origen, a su estilo y a su tierra argentina, que supo expresar como nadie antes lo había hecho. Sr. Presidente. — En consideración la habilitación sobre tablas del proyecto. Se va a votar. — Se practica la votación. Sr. Presidente. — Aprobado. Se va a votar el proyecto de declaración. — Se practica la votación. Sr. Presidente. — Queda aprobada la declaración. Se harán las comunicaciones correspondientes. Tiene la palabra el señor senador Pichetto. Sr. Pichetto. — Señor presidente: también habíamos acordado que se guardara un minuto de silencio. Sr. Presidente. — Así es. Invito a los presentes a ponerse de pie para guardar un minuto de silencio. — Así se hace. Sr. Presidente. — Hay un pedido de licencia de un señor senador. Sr. Secretario (Estrada). — Se trata de la solicitud de licencia presentada por el señor senador Urquía. El senador solicita que se le conceda licencia sin goce de haberes por el período comprendido entre el día 30 de septiembre y el día 1/ de noviembre del año en curso, motivado por la necesidad de realizar un viaje al exterior del país por razones de carácter estrictamente personal. Este pedido de licencia tiene fecha 23 de septiembre y fue ingresado en Mesa de Entradas el día 24 de septiembre del corriente. Sr. Presidente. — En consideración. Se va a votar. — Se practica la votación. Sr. Presidente. — Aprobado. Sr. Presidente. — Pasamos a sesión de acuerdos. Sr. Secretario (Estrada). — Hay un dictamen de la Comisión de Acuerdos cuyo tratamiento fue acordado en la reunión de labor parlamentaria. Dice lo siguiente: El Senado Honorable Senado de la Nación resuelve prestar acuerdo a la presidenta de la Nación para designar como candidata argentina en la Corte Penal Internacional a la señora doctora Silvia Alejandra Fernández de Gurmendi. Sr. Presidente. — En consideración. Tiene la palabra el señor senador Guinle. Sr. Guinle. — Señor presidente: la doctora Fernández de Gurmendi fue recibida en audiencia pública, conforme lo establece el Reglamento para designar las más altas autoridades de la magistratura en el país. Este es el mecanismo que se ha implementado. La Argentina es uno de los pocos países en que la selección se hace de esta forma, con participación, en este caso, no sólo del Poder Ejecutivo sino del Poder Legislativo, con publicación que da lugar a la posibilidad de observaciones e impugnaciones. En este caso, ha habido adhesiones, que han sido agregadas al pliego que se ha considerado de la doctora Fernández de Gurmendi, quien ha exhibido conocimiento, idoneidad y trayectoria, que obviamente aquilatan la nominación que se recibe. En definitiva, con este mecanismo estamos prestando acuerdo para que la presidenta de la Nación designe como candidata argentina para la Corte Penal Internacional a la doctora Silvia Alejandra Fernández de Gurmendi. Esta es la propuesta que pido que se ponga a consideración. Sr. Presidente. — En primer término, se va a votar la habilitación sobre tablas del tema. — Se practica la votación. Sr. Presidente. — Aprobado. En consideración en general. Si no se hace uso de la palabra, se va a votar. — Se practica la votación. Sr. Presidente. — Queda aprobada la resolución. Se harán las comunicaciones correspondientes. Sr. Guinle. — Señor presidente: perdóneme, pero quisiera señalar algo más. Como esta elección se va a hacer en noviembre, considero importante que se deje constancia de que el acuerdo del Senado ha sido unánime y que se preste la mayor celeridad en los pasos administrativos para que el gobierno pueda actuar en consecuencia. Sr. Presidente. — Así se hará. Sr. Presidente. — Corresponde la consideración del Orden del Día N/ 496 en el dictamen de las comisiones de Sistemas, Medios de Comunicación y Libertad de Expresión; de Asuntos Constitucionales; de Industria y Comercio y de Presupuesto y Hacienda en el proyecto de ley en revisión por el que se regulan los servicios de comunicación audiovisual en todo el ámbito territorial de la República Argentina. Antes de que comience el debate, voy a recordar lo que hemos tratado en la reunión de labor parlamentaria de ayer para hacerlo extensivo a todos los senadores a efectos de ordenar la sesión: el uso de la palabra será de 30 minutos por cada miembro informante, presidente de bloque, autor de proyecto, y de 10 minutos por cada senador. Primero, se someterá a votación en general el proyecto de ley y, luego, vamos a abrir la discusión en particular, capítulo por capítulo, dentro de cada título. A medida que vayamos avanzando en la discusión en particular por capítulo, iremos sometiendo a consideración por artículo o por grupo de artículos, según sea el debate. Sr. Gioja. — En la consideración en particular, cinco minutos por senador. Sr. Presidente. — Así es, cinco minutos para cada orador en la discusión en particular. Sr. Pichetto. — Señor presidente, pido que se vaya confeccionado la lista de oradores. Sr. Presidente. — Los secretarios irán armando la lista. Cuando se pida el cierre, la someteremos a consideración. Tiene la palabra el señor senador Fernández. Tiene 30 minutos. Sr. Fernández. — Señor presidente: es preciso hacer un breve repaso para poder comprender con absoluta claridad a qué apuntan algunas de las críticas de la oposición para desnudar su absoluta sinrazón en forma gradual. Originariamente, se planteó que este Congreso no tenía legitimidad para abordar este debate. Lo absurdo y, quizá, temerario de esa afirmación hizo que aun las voces más díscolas abandonaran ese argumento. Después, se dijo que era una ley cerrojo. Efectivamente, esta versión mal intencionada hacía presuponer que esta ley regulaba contenidos. Obviamente, esto generó estupor en toda la prensa. Pero lo cierto y real es que a lo largo de todo el proyecto de ley no hay un solo artículo que regule contenido. Oportunamente, también a la hora de ensombrecer este debate, hubo sectores de la oposición que dijeron que esto era como una especie de anillo al dedo, que rompíamos el monopolio para armar otro monopolio vinculado con las empresas telefónicas. También insinuaron que lo relativo a las telefónicas se hacía de esa manera porque el Poder Ejecutivo tenía algún grado de expectativa distinta. Desparecido el artículo relacionado con las empresas telefónicas, los argumentos fueron exactamente parecidos. Se dijo, además, en línea con ese argumento, que esta ley podía ser votada si, al igual que en los Estados Unidos, se ponía en valor el interés general por encima del interés particular. Después, cambiaron el argumento, y esas mismas voces siguieron buscando artilugios de tipo formal, porque, en realidad, lo que pretendían era que la ley no se tratara. En otro andarivel de las líneas argumentales que hemos escuchado, se hablaba de que esta ley generaba tensiones y crispación. A ellos les quiero decir que siempre, absolutamente siempre que se discuten intereses concentrados, intereses monopólicos, hay tensión. El tema es que la política tiene que elegir de qué lado de la tensión juega. Nosotros elegimos jugar del lado de la sociedad, jugar del lado de los que no tienen voz, jugar del lado de los que no tienen oportunidad de expresarse, pero además, jugar del lado de los usuarios, para que ellos tengan la posibilidad de escuchar las voces que quieran, para que tengan la posibilidad de ver las imágenes que quieran. Lo que vivimos en la realidad, no dude nadie que es una censura, pero es una censura de tipo empresarial. También es importante recomendar cuántos intentos se hicieron en el país para romper con la estructura monopólica y la concentración de los medios en cabeza de pocas empresas. Al respecto, debemos recodar a un prohombre de la democracia, alguien a quien no hace tanto tiempo le hicimos una distinción. Me refiero a don Raúl Ricardo Alfonsín, dentro de cuyo legado está la recuperación de la democracia, pero en ese mismo legado también hay una gran frustración, la que los medios le impusieron cuando ni siquiera le permitieron que el proyecto que él remitió al Congreso tuviera dictamen de comisión. Otro tanto sucede con los casi setenta proyectos que se presentaron al Congreso, supuestamente, con la finalidad de romper esta estructura monopólica. Algunos de sus autores, que coinciden casi con el 80 por ciento del contenido de esta ley, hoy son bravías voces en defensa de los intereses de los empresarios. Nosotros debemos preguntar qué cambió en el país. En realidad, lo único que cambió es que hoy tenemos la absoluta convicción de que el régimen republicano lo vamos a llevar adelante y que esta vez, la fuerza de la democracia va a tener más poder que los medios. Quiero recordar que cuando hace muchos años nos visitaba a nosotros y a distintos países latinoamericanos, Felipe González decía que las democracias latinoamericanas habían hecho un salto cualitativo porque habían dejado atrás las dictaduras pero que, de allí en adelanta, tenían, quizás, una de las batallas más fuertes: romper con la dictadura de los medios, por aquello de la presión, de la generación de malestar social que ocasionan los medios cuando, efectivamente, se privilegia en la agenda política de Estado los intereses que ellos defienden. Estamos convencidos de que los medios tienen que ser el vehículo de la realidad. Pero esto es totalmente distinto de que se conviertan en constructores de la realidad y que esa construcción, además, sea capciosa y subjetiva, ya que hasta aquí esto fue posible porque el 80 por ciento de los contenidos está en manos de cuatro empresas. Y lo que es más triste y tiene mucho que ver con el interior es que el 75 por ciento de esos contenidos se repiten en el interior. Esto, indudablemente, hace que, en el interior, los medios estén desguazados o desintegrados, porque repiten las realidades de las metrópolis y, a veces, se alejan y no comentan o no le dan importancia a lo que sucede en el interior. Acá hay algo que sí viene “como anillo al dedo”. Hay un párrafo de la carta que escribe Rodolfo Walsh a la Junta Militar, que dice que el terror está en la incomunicación. Porque, la verdad, el gran secreto que tiene esta concentración no es lo que comunica sino lo que no comunica, es lo que minimiza, lo que calla. Y esto es posible cuando hay concentración monopólica. Cuentan y dicen lo que quieren. Nosotros entendemos y defendemos la libertad de prensa, y creemos que esta ley ratifica ese compromiso. Repito: algunas voces malintencionadas hablaban de manipulación; no hay un solo artículo que hable de contenido. La libertad de expresión está garantizada porque el gobierno nacional, los gobiernos provinciales, las comunas, entes autárquicos, van a tener su espacio. También lo van a tener las asociaciones sin fines de lucro, cooperativas, sindicatos, asociación de consumidores, de defensa de usuarios, Federación Agraria, Sociedad Rural. Todos van a poder tener su espacio. Y, obviamente, habrá un equilibrio con las empresas con fines de lucro. Este debate, al que pretende restársele calidad y peso específico por parte de distintos sectores, en realidad, es un debate de ciencia política moderna. Acá, estamos recuperando el vacío de legitimidad pública que, durante muchísimos años, tuvo el Parlamento y que, obviamente, fue ocupado por los sectores de poder que tuvieron como brazo ejecutor para ello a la prensa. Debemos recordar —esto no es una afirmación dogmática— qué decían los titulares de los diarios, qué decían las radios cuando nosotros enfrentamos debates de agenda pública, como por ejemplo la destitución de algunos integrantes de la Corte Suprema de Justicia. Recuerden qué pasó cuando establecimos el canje de deuda con límites, o cuando tomamos la decisión política de pagarle al Fondo Monetario Internacional y recobrar libertad a la hora de asignar prioridades presupuestarias; qué pasó con el tema de Aerolíneas Argentinas, o con la nacionalización de los fondos de pensión. Este apretado ejercicio de memoria va desnudar dos cosas. Primero, que la prensa nunca, jamás, estuvo cuando las políticas del Estado enfrentaron intereses concentrados y monopólicos. Lo segundo es que siempre, cuando se debaten intereses de esta naturaleza, hay |