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Ciencia, género e ideologíaEn memoria de nuestra añorada Alicia Llácer J.M.NAVARRO Es fácil entender la relación entre curiosidad y ciencia; también sabemos que la investigación científica acaba por influir en nuestra vía diaria: basta pensar en el teléfono móvil o en los medicamentos. Pero ¿qué vínculo hay entre ciencia y conciencia, entre ciencia e ideología?; ¿cómo se relacionan ciencia y género? Para responder a estas preguntas hoy vamos a recordar en este patio del Instituto Salvador Dalí a dos mujeres investigadoras, dos científicas: una, Alicia Llácer, vivió en nuestro barrio de La Conce; la otra, Ada Yonath, ha vivido en Estados Unidos, Alemania e Israel; ambas han dedicado sus vidas a cuidar de las nuestras, a proteger nuestra salud, a luchar contra las enfermedades. SIGUE LEYENDO En 2013, Ada Jonath pronunció en Alemania una conferencia titulada “Los frutos de la curiosidad: de la investigación básica al avance de la medicina”, en la que recordaba aspectos personales, explicando cómo su curiosidad infantil la impulsó a aprender cosas nuevas que le llevaron finalmente a la investigación. Ada ganó el premio nobel de química en 2009 por sus estudios sobre la estructura y funciones del ribosoma, siendo la cuarta mujer que consigue este galardón. En su conferencia en Alemania, Ada habló de la dificultad que entraña para una mujer, compatibilizar su amor de madre con su amor por la investigación. Cada una de los miles de millones de células que conforman nuestro cuerpo, funciona como un polígono industrial de tamaño microscópico, con su dirección, el ADN, su encargados, el ARN mensajero, sus centrales energéticas, las mitocondrias, sus recogidas y reciclajes de basura y una fábrica de proteínas: el ribosoma. Durante años Ada Jonath se dedicó a descifrar los secretos de esta fábrica de proteínas, el funcionamiento y estructura del ribosoma. Las proteínas ocupan un lugar de máxima importancia en los seres vivos. Prácticamente todos los procesos de la vida dependen de la presencia o la actividad de las proteínas. Por ello resulta de la máxima importancia conocer con detalle como funciona la fábrica de proteínas de nuestras células. Un accidente de bicicleta la llevó a estar hospitalizada 9 meses y durante esta larga convalecencia, Ada pudo reflexionar largamente y encontrar la solución a un problema que los científicos consideraban irresoluble. El ribosoma, esa fábrica microscópica que tienen todas las células, resultaba imposible de observar fielmente en el microscopio, dado que para observar algo tan diminuto, es necesario someter la muestra a un bombardeo de rayos X, y este bombardeo de rayos X alteraba las características de la muestra. En el hospital, pensó en los osos polares, que hibernan a temperaturas extremas, sin perder las características de sus células y se le ocurrió la posibilidad de “congelar” a menos 185 grados estos fragmentos de vida, para no alterar su estructura durante el bombardeo con rayos X y así poder estudiar sus características con garantías. Su técnica, denominada cryobiocristalografía, permitió observar con detalle la estructura del ribosoma y comprender su funcionamiento. Su investigación ha dado pie al desarrollo de nuevos antibióticos y a un mayor conocimiento de nuestras células, lo que abre nuevas puertas para la prevención y la lucha contra las enfermedades. El 12 de marzo de 2013, Ada Jonath estuvo en Orense, y realizó unas declaraciones a la agencia Efe: En un mundo que muchos consideran masculino, Ada, que se define como "soñadora" y acumula más de siete décadas de experiencias, dijo que "la ciencia no depende del género de las personas". Ada recordaba que la ciencia llegó a su vida cuando lo que buscaba era "salir adelante" y este fue el camino con el que se cruzó, aunque la "curiosidad" siempre fue un referente en ella. Y aunque casi llegase a la ciencia " sin querer", Yonath aconsejaba a los jóvenes, diciéndoles que "la ciencia es divertida y que abre el camino a muchas otras cosas". En referencia a la necesidad de que muchos jóvenes tengan que dejar España debido a la reducción de apoyos a la investigación, Ada Yonath decía que "La situación es triste" aunque "no sólo en España". Con su experiencia, la premio nobel israelí nos ayuda a entender que la curiosidad, puede llevar a la investigación científica, aun cuando vivamos en condiciones de pobreza, tal y como le ocurrió a ella en su infancia, independientemente de ser hombre o mujer. ¿Y cuál es el camino que puede unir ciencia y conciencia, la investigación con la ideología? Ahora vamos a recordar a nuestra añorada Alicia Llácer, vecina del barrio y compañera de la Asamblea Popular 15M de La Conce, hasta su fallecimiento, a finales del verano de 2014. Desde sus estudios universitarios, en Valencia, Alicia destacó por dos cosas: su brillantez intelectual y su compromiso social y político. De su primera cualidad, quedan sus estudios como microbióloga y sus trabajos de investigación que se han publicado en las revistas internacionales más prestigiosas de su especialidad. Alicia tenía claro que se iba a dedicar a la Salud Pública; su conciencia social y política, unida a sus conocimientos la llevaron a opositar en un centro público de investigación. En Madrid, comenzó a trabajar en el Centro Nacional de Microbiología, donde puso a prueba su saber, combatiendo un brote de poliomielitis que España afrontó a mediados de los años 70. En la memoria del Instituto de Salud Pública, se recoge la importancia que tuvo la utilización de los más novedosos métodos científicos para detectar el origen de este brote de poliomielitis y combatirlo con éxito. Los investigadores reconocen el protagonismo de Alicia Llácer en aquella ocasión. Poco después, por encargo del entonces Ministro de Sanidad, Ernest Lluch, viajó con otros profesionales para poner en marcha la Consejería de Sanidad en la Comunidad Autónoma de Andalucía. Allí, Alicia propició la creación de la Escuela de Salud Pública de Andalucía, con sede en Granada. De vuelta en Madrid, siguió apoyando la Sociedad Española de Epidemiología. Formada por más 1.000 investigadores en la ramas más diversas, como ciencias de la salud, experimentales y sociales, el ámbito profesional de la Sociedad Española de Epidemiología es muy amplio, abarcando desde los servicios sanitarios a la vigilancia epidemiológica, pasando por los programas de protección y promoción de la salud, la investigación y la docencia. La conciencia política de Alicia y sus conocimientos científicos le llevaron a apoyar la Sociedad por su intima convicción de que el estudio, la prevención y mejora de la salud pública constituyen pilares básicos del estado de bienestar y es una forma precisa de poner en práctica los principios más elementales de justicia social. Su condición de mujer le llevó a realizar estudios de epidemiología y género. En nuestra sociedad actual, las diferencias de trato y salario, las desigualdades sociales entre hombre y mujer se convierten en una carga que también afecta a la salud de la mujer. El pasado 30 de octubre, durante el homenaje que la Sociedad Española de Epidemiología dedicó a Alicia Llácer en las Instalaciones del Instituto de Salud Carlos III, se anunció la creación de una beca de investigación para estudios sobre epidemiología y género que lleva su nombre. ¿Y qué otra cosa podía hacer Alicia Llácer?: Desde un primer momento se sumó a la Asamblea Popular 15M del barrio de la Concepción, porque era consciente que defendiendo los Derechos Humanos, el estado de bienestar y la democracia, también estaba defendiendo la salud de todos. Y es así como estas dos mujeres excepcionales, la premio nobel israelí Ada Yonath, y la microbióloga española Alicia Llácer, nos enseñan el esfuerzo añadido que tiene que hacer la mujer en cualquier aspecto de la vida, incluso para dedicarse a la ciencia, la relación que hay entre la curiosidad, la ciencia y la mejora de nuestras vidas, la íntima relación entre ideología, conciencia, e investigación científica. Por ello, por las lecciones de vida que nos ofrecen estas mujeres excepcionales, justo es que os pida un fuerte aplauso para ellas. |